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María Meyer, de Plásticos Meyer Gini, dice que “los toldos pueden ser corredizos, manuales o con motor, inclusive tienen brazos invisibles para desenrollar la lona plástica o acrílica y luego se repliega nuevamente”.
“La lona acrílica es más costosa que la plástica, pero su ventaja es que no transmite tanto calor. Sin embargo, si ya posee el techo de vidrio se aconseja entonces la colocación de una lona plástica que ayuda a proteger el interior de los rayos ultravioletas. La acrílica se aconseja por ejemplo si no posee el techo de vidrio y se usa directamente como techo”, agrega.
Meyer subraya que “la lona plástica es más lavable, para ello será necesaria la utilización de trapo, agua y jabón; dejar durante unos minutos extendida a fin de lograr el correcto secado; una vez que esté bien seca ya se podrá plegar otra vez. La acrílica es diferente, pues posee un tratamiento especial de impermeabilización que si se lava pierde ese efecto, por lo que no se recomienda hacerlo”.
Los toldos se encuentran en colores como el blanco, beis, chocolate, negro y marrón cerámico.
Gustavo Escauriza, de La Casa de los Toldos, apunta que los toldos son ideales para el quincho, la galería e inclusive el garaje. Los favoritos son los toldos correderos o de carpa ondulada, debido a que se pueden acomodar fácilmente. Son resistentes a la tracción ante las fuertes inclemencias climáticas; ya que poseen unas guías de caño de hierro que le sostienen.
Según afirma, los toldos son de muy buena calidad, ya que de fábrica poseen un tratamiento especial contra todo tipo de musgos y duran aproximadamente cinco años.
La foto corresponde a una obra de la arquitecta Graciela Fornera, quien propone un precioso cielorraso en un quincho cerrado.