Tero y chahã

Hoy vamos a conocer a dos aves que se hallan al alcance de nuestra vista en zonas cercanas a espejos de agua, como el tero tero, que suele estar también en zonas pobladas. El chahã, por su parte, habita en nuestro territorio y es un buen volador y nadador, aunque es más común que camine sobre la vegetación.

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Las aves como el tero (arriba, a la derecha) y el chahã (sobre estas líneas) quizás sean poco conocidas, pero se encuentran en nuestro país, tanto en la Región Oriental como en la Occidental, principalmente en zonas de espejos de agua, cercanías de lagos o áreas de cultivo.

La doctora Stella Espínola, veterinaria, resalta que “el tero es un ave originaria de América del Sur, muy común en Argentina, Bolivia, Chile, Perú, Uruguay y en nuestro país, en todo su territorio.
“Pertenece a la familia de Charadriidae y a la especie Vanellus chilensis”.

Habita en descampados junto a espejos de agua, “pero puede encontrarse en zonas pobladas, en cercanías de lagos, lagunas, ríos y arroyos, siempre en el mismo lugar, pues realiza viajes cortos”, indica.

Señala que “es un ave mediana de unos 36 centímetros, su plumaje es gris pardo, pecho negro, vientre blanco, la cabeza es gris, con bordes blancos en la zona del ojo, pico y un copete en la nuca, ojos rojos y redondos. El pico es de color rojo, salvo en la punta, que es de tono negro. Las patas son largas y rojas”.

Además, refiere que “debajo de las alas tiene unas pequeñas prolongaciones óseas de color rojo, como espolones, que los usa para amedrentar a sus enemigos. Suelen vivir en bandadas hasta de 40 individuos, pero en general viven en parejas o en grupos de 3 o 4 aves”.

Son muy cuidadosos con sus crías, durante la puesta de huevos y el nacimiento, y también son muy agresivos y vigilantes. “Su nido es un pequeño agujero, apenas delimitado por ramitas, hierbas difíciles de distinguir, y lo construyen a campo abierto”.

Resalta que “la incubación de los huevos dura aproximadamente 26 días y una vez nacidos los pichones, en general en número de 3 o 4, el padre y la madre se ocupan de cuidarlos, y al llegar la noche la madre cobija a los polluelos bajo sus alas, y quedan al cuidado de los padres hasta que aprendan a volar, lo que sucede al mes de vida”.

Antes de que el sol caliente los campos, los teros ya están caminando y picoteando. “También es frecuente que durante las horas de mayor calor se sienten con ambas patas replegadas contra el suelo, y para el descanso nocturno, la postura es de pie, con la cabeza bajo el ala”, señala.

Añade la profesional que “en cuanto a la función en el equilibrio ecológico, la depredación que los teros realizan sobre los insectos, cumple un papel importante para el control de plagas agrícolas”.

Chahã

La doctora Espínola afirma que el chahã “es una especie de ave del orden Anseriforme, de la familia Anhimidae y de la especie Chauna torquata. Habita en América del Sur: Argentina, Uruguay, Brasil, Perú, Bolivia y en nuestro país se encuentra tanto en la Región Oriental y Occidental, pero en mayor proporción en la Occidental”.

Esta especie presenta “una estrecha relación con los patos y gansos; es un buen volador y nadador, puede nadar como las palmípedas, aunque es más común que camine sobre la vegetación acuática. Habita en ambientes como esteros, lagunas y zonas más secas en invierno, en los cultivos. En ocasiones posa en los árboles, palmeras y pasa gran parte del día alimentándose a orillas de lagunas y también en campos secos, se alimenta de vegetales e insectos acuáticos”, refiere.

Más corpulenta

Explica también que “el chahã es un ave corpulenta y grande, mide cerca de 85 cm estando parado. Su plumaje es de color gris ceniciento, negro en el pecho, posee un anillo de color blanco y otro de color negro por debajo de este, en la zona del cuello. La cabeza presenta un copete y el pico encorvado de color salmón, al igual que las patas que son robustas y largas, en la parte anterior del ala posee un espolón de unos 2 cm de largo, en los adultos, y que rara vez los utiliza para atacar o defenderse”.

Su peso aproximado es de tres o cuatro kilos, y no hay diferencias notorias entre el macho y la hembra. “Viven en compañía de cigüeñas, muchas veces. No ofrecen peligro a los polluelos de otras aves, adopta a los más pequeños y es reconocido como un ave centinela, algunos criadores de aves los utilizan para criar pichones de aves domésticas”, relata.

Afirma que “su nido es una gran plataforma de juncos en el que pone hasta seis huevos, las crías que nacen después de 45 días de incubación son cuidadas por ambos padres y con el cuerpo cubierto de un plumón de color marrón amarillento dorado. A los cinco meses comienzan a salir las verdaderas plumas del dorso, la cola y luego, casi al año, tienen el plumaje de adulto”.

Son ruidosas

Hugo del Castillo, de Guyra Paraguay, refiere que “el tero (tero-tero o tetéu) es una de las aves que poseen un estridente llamado y un comportamiento territorial. Se trata de un ave esbelta y elegante, es muy terrícola, casi siempre está en el suelo y es muy activa tanto de día como de noche”.

Su nombre común es onomatopéyico, es decir, viene de la imitación de su grito te-téu, según explica el experto.

“Vive en parejas, pero a veces se encuentra en grandes grupos, ya sea cerca de las casas y también de las estancias. Pone sus huevos en el pasto y los defiende con sus gritos y sobrevuelos rasantes sobre los invasores de su territorio, como los tractores cortapasto”, alega.

“Los pichones son nidífugos muy precoces y ya están corriendo a poco de salir del cascarón, pero se quedan quietitos ante la presencia de peligro”, resalta.

Además, afirma que “el tero está presente en todo el país, excepto en los lugares más áridos del Chaco seco, y es muy abundante en los campos de Ñeembucú. Su comportamiento territorial es bienvenido por la gente porque alerta ante la presencia de intrusos y elimina insectos de los alrededores”.

Ave corpulenta

Con respecto al chahã o chajã, es un ave robusta, corpulenta, mayor que un pato grande.
“Su nombre común también se lo debe a su potente grito chajããã, que se escucha a kilómetros y funciona como la alarma del estero, porque revela la presencia del observador sigiloso desde muy lejos. Vuela poco, pero puede hacerlo muy bien e inclusive planear a gran altura, mas normalmente se lo ve posando sobre árboles altos desde donde observa el horizonte en forma pasiva. Vive en pareja, pero a veces se lo encuentra en grupos, hace nidos sobre vegetación flotante y el pichón es nidífugo”, explica.

Resalta que “así como el tero es territorial y amenaza con el espolón que ambas especies tienen en el ala, solo el chahã posee la particularidad de un escudo esponjoso bajo la piel del pecho para protegerse de los espolones de los otros en caso de pelea, cosa única entre las aves”.

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