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“Se deben tener en cuenta algunos puntos orientativos en el riego del jardín, como por ejemplo, conocer el tipo de plantas con que se cuenta. Según los requerimientos hídricos, estas se clasifican en: hidrófitas, que crecen en ambientes con agua muy abundante; mesófitas: típicas de ambientes con una disponibilidad de agua moderada; y xerófitas, de ambientes muy secos”, resalta.
La especialista explica que las plantas desarrollan ciertos mecanismos de sobrevivencia que favorecen la absorción, o dificultan la transpiración. “Por ejemplo, las plantas del desierto, llamadas xerófitas, reducen a unos pocos días de lluvia todo su ciclo de vida. Algunas plantas que requieren más agua son los helechos, los anturios y papiro. Plantas que requieren poca agua, en intervalos largos son los cactus y otras plantas suculentas”.
Efectos de desecación
La Ing. Agr. Montiel refiere que “los efectos en las plantas son complejos y variables, pues dependen del tipo de arbusto y desecación. La capacidad de las plantas para soportar ambientes secos está muy relacionada con su posibilidad de resistencia a las altas temperaturas”.
El riego se hará de acuerdo con la frecuencia y el tipo de suelo del jardín. “En el arenoso es necesario aplicar menos agua en intervalos cortos; en cambio, en un suelo arcilloso se deberá aplicar más agua a intervalos largos. También dependerá del tamaño de la planta que normalmente corresponde al sistema radicular”, puntualiza la profesional.