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“Las planteras y otros recipientes de barro son producidos por artesanos de Capiatá, Altos, Areguá y Tobatí, también se ve la arcilla”. María Eugenia lleva los recipientes y sin problemas los indígenas forran con la técnica que ella misma les enseñó desde hace ocho años.
“Trabajan con una fibra que se llama totora que hay en el Chaco y en los humedales, se cura con un producto que le aísla de los insectos y se barniza para protegerla. Pero hay que cuidar que no esté en contacto con la humedad de la tierra”. Los diseños varían y se transforman en portavelas, lámparas, se combinan el cuero, aluminio, estaño, hierro con el arte indígena rústico y hasta con tejido y madera; es hermoso y totalmente paraguayo. Si le agregamos un arreglo floral, el conjunto se potencia y está listo para ser un regalo navideño. Cuando adquirimos un objeto artesanal le damos trabajo y sustento a nuestra gente.