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El Ing. Arne Lesterhuis, de Guyra Paraguay, afirma que si desea tener aves en su casa debe priorizar una jaula amplia a fin de permitir el despliegue de sus alas.
“Las condiciones serán adecuadas para las aves. Por ejemplo, incluir la vegetación, tanto en el interior de la jaula como alrededor de ella, de modo a imitar el hábitat natural, a través de palmeras, por ejemplo”, agrega el profesional.
Los papagayos anidan en cuevas o árboles donde hay agujeros, a diferencia de otras aves que crean su propio nido.
Por su parte, Gustavo Espínola, especialista en crías de psitácidos y director de Asora Paraguay (institución dedicada a la cría en cautiverio de aves nativas y exóticas en el Paraguay), informa que “la cría del gua’a hovy se realiza mediante el emparejamiento determinado mediante el sexaje a través de la prueba de ADN. El segundo paso es darle el bienestar al animal, a través de un voladero que contendrá un nido de madera de 80 cm de ancho por un metro de profundidad, adecuado para la especie. El enriquecimiento ambiental consiste en diseñar algunas distracciones para que esta ave se mantenga ocupada. Por ejemplo, en una piola de fibra natural pueden colgarse algunas cáscaras de coco brasilero o maderitas”, acota.
Subraya que la alimentación contiene semillas de coco, se complementa con frutas y verduras, como mango, banana, nueces, así también tomate, pepino, etc. Se suplementan con balanceados específicos para este psitácido.
“La sanitación se realiza mínimamente dos veces por año, acentuando en la primavera, ya que en este tiempo empieza la reproducción”, explica.
Por su parte, la Lic. Rocío Barreto, directora de Vida Silvestre de la Secretaría del Ambiente (SEAM), enfatiza que los guacamayos azules son especies en peligro de extinción. Insta a no adquirirlos porque los mismo provienen del tráfico ilegal. Sin embargo, para dar cumplimiento a la Ley 96/92 de Vida Silvestre, los dueños de uno deben inscribirse en el Registro Nacional de Vida Silvestre y solicitar el permiso de tenencia de mascotas.
Informa que “el registro Nacional de Vida Silvestre tiene un arancel de cinco jornales mínimos (cada jornal mínimo es de G. 75.558), en tanto, el permiso de tenencia tiene un costo de tres jornales. La fiscalización previa se hace in situ para conocer el estado del animal”.