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La protección contra las inclemencias del tiempo son necesarias, ya que la fuerza del viento y el peso de la lluvia a menudo quiebran lo plantado, los brotes. Incluso los vientos particularmente fuertes pueden quebrar hasta los troncos más gruesos.
Al respecto el profesional expresa que “las ramas que se tuercen a causa de este tipo de inclemencias, difícilmente recuperan su porte erguido. Por esta razón, es importante proteger los ejemplares a fin de que cuando llegue la primavera y el verano puedan lucir en todo su potencial”.
Aconseja la instalación de tutores que evitan, en gran medida, que se tuerzan o desgajen. Las especies que más necesitan de un tutor son aquellas de troncos altos y estrechos, ya que son más propensos a ser doblados.
El ingeniero recuerda que “cuando se ate la rama al tutor, es importante no oprimir demasiado el lazo, ya que no se trata de mantener rígida, sino de evitar que esta de balancee con el viento o se doble bajo el peso de la lluvia”.
Por otro lado, “es imprescindible retirar toda la hojarasca que se acumule sobre las especies de porte rastrero, ya que son las que resultan más perjudicadas. En el caso de las especies que producen flores, habría que eliminar los tallos secos, de las rosas por ejemplo, que dejan un mal aspecto. Observe también a las enredaderas, quizá necesitan una poda que deje pasar entre sus ramas el viento”, concluye.