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No escatimes al adquirir los pisos para tu hogar, pues ellos deben ser resistentes y durables, y estar de acuerdo con el estilo que quieras darle. En los últimos años el porcelanato se instaló como un signo de modernidad y elegancia, pero también tenemos las tradicionales baldosas y la lujosa madera.
Para disfrutar de ambientes limpios con pisos relucientes es importante considerar ciertos aspectos al momento de iniciar la tarea: pasarles un paño mojado y luego otro semiseco es parte del ritual de limpieza que ayuda a colocar el detergente de manera uniforme. El método casero no falla en ambientes con porcelanato.
Mirta Zagaib, cuya empresa lleva su nombre, se dedica a la limpieza y comenta que para mantener los pisos relucientes es primordial repasarlos a diario.
Recomienda “primero barrer bien todos los espacios que se desean limpiar, y con preferencia escoger aquellas escobas especiales para esquinas, de modo a realizar una buena higiene de todos los rincones. Estas escobas se caracterizan por tener cerdas finas y se encuentran en los supermercados”.
Para los pisos de porcelanato se usa “un detergente con abrillantador para cristales, se diluye en cinco litros de agua unas cinco gotas del líquido especial. Luego se repasa con trapo limpio, y después otra vez con un trapo semiseco –solo con agua– y por último otra vez el paño, y esta vez, libre de humedad”.
Por su parte, Alan Ferreira, de Pro limpieza, señala que las manchas más comunes que se adhieren al piso son por la presencia de óxido, por las marcas de los muebles con patas de hierro.
“Ante el desgaste del piso por el paso de los años, lo ideal es hacer una vez a la semana la limpieza profunda. Se aconseja antes mover todos los objetos, pues en las zonas menos vistas se acumula mucho polvo, después barrer y repasar. En el balde verter un litro de agua, más media taza de lavandina (nunca se utilizará directo, ya que podría decolorar el esmalte).
Señala que “la crema de limpieza es una buena opción pues una vez que se repasa todo se podrá añadir en el área que posee ciertas manchas, dejar reposar dos minutos a fin de que el producto penetre, después fregar y retirar con un trapo”.
En tanto, Zagaib enfatiza que el trapo deberá estar bien limpio y seco (estrujar bien), la última vez que se pasa –ya que se realizan tres pasadas–. Se optará por la escoba, el lampazo (un manojo de hilos gruesos unidos a un palo), o por el trapo de piso.
Acota que “se evitará el uso de ciertos productos en el agua, como jabón en polvo por ejemplo, pues solo estropea la superficie. Otro tema particular son las rendijas que se oscurecen debido a la tierra, por eso es importante la limpieza diaria del piso y cambiar el agua. Las rendijas se limpian cada semana con cepillo o escobilla, más agua y detergente abrillantado. Recuerde que el ácido muriático no es conveniente para el aseo porque consume cemento y deteriora el material”.
Ferreira indica que “las alfombras tienen la ventaja de absorber el polvo y proteger los pisos, sin embargo, necesitan ser aspiradas dos veces a la semana para mantener un ambiente sano”. Es preciso moverlas y tenderlas afuera para limpiar de modo uniforme el pavimento.
Constancia y esmero logran el aspecto deseado.