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La Dra. Sofía Manchini, veterinaria, señala que “todo perro tiene cierta predisposición genética a replicar el carácter de sus padres. Si ellos tienen un carácter especial quizás el cachorro también lo tendrá. Influyen en un 70% el ambiente y la genética en un 30%”.
“Ante un problema de carácter en el animal el dueño deberá llevarlo a la consulta con un etólogo, que es el veterinario especialista en el comportamiento animal. Este evaluará la conducta del canino y pondrá en marcha un manejo adecuado de los dueños a sus cachorros”.
Indica que “la consulta se aconseja a partir de los dos meses de vida de la mascota. Aquí se llevarán a cabo las reglas y manejos por parte de los propietarios a fin de controlar ese carácter en el canino de modo que se vaya disipando”.
“Se evitarán los castigos, y por el contrario se premiarán las conductas buenas, en tanto, las conductas malas se ignoran. Otra alternativa es el “castigo tiempo fuera” –no es físico, ni verbal– se lo lleva al perro a una habitación o al jardín, alejado de las personas”.
Afirma la doctora que “se usa este tipo de castigo considerando que el perro es un animal sociable, por ello a través de ese castigo –sin utilizar la fuerza, ni el tono de la voz– la mascota no se enoja con el propietario sino con la situación; de esta manera entiende su mal comportamiento”.
Si bien en un principio decíamos que el ambiente influye en gran medida, los castigos mal hechos o aquellos que no son claros frustran al perro y por eso presenta agresividad. “Por ejemplo, cuando el perro un día sube a la cama y al otro día tiene prohibido, hoy me dan comida en la mesa y mañana no. Un juego muy bruto también puede generar un comportamiento agresivo, todas las actividades influyen en el carácter del animal”.
Mantenga una conducta firme, pero sin agredir al animal para que aprenda a comportarse.