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Ladrillo a la vista, madera y verde naturaleza abundan en el lugar, que cuenta con dos opciones diferentes para un buen asado y concurridas reuniones familiares: dos quinchos, uno cerrado, favorito en días lluviosos con viento, y otro amplio y abierto, para disfrutar de la brisa. El quincho interno es acogedor y está adornado con artesanías locales y muebles macizos en tonos tierra. Un útil porta vinos guarda las bebidas que esperan a la próxima divertida velada.
El quincho en exteriores permite disfrutar del entorno, un hermoso y amplio patio con bromelias, sinesias, aloe, orquídeas, distintos tipos de palmeras y santarritas. A un costado se disfruta del relajante sonido del agua cayendo por una cascada y a unos pasos reposa la joya de todo verano: la reconfortante piscina.
Se garantiza un momento de sosiego seguro en esta obra del ingeniero Víctor Alderete. La gran mesada de yvyrapytã, árbol caído tras una tormenta se transformó con un diseño de Lidia Giménez. La clave es la práctica conexión de cada espacio con el resto del hogar y la valoración de lo familiar; a cada paso hay una historia. Techos con tejuelones, cabriadas y pisos de cerámica son muy fáciles de mantener, tras el ajetreo en plenas vacaciones.
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