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Pequeños follajes se colocan en las mesas de luz, dispuestas a los costados del somier, que revitalizan los sectores. La sintonía se logra a través de los tonos suaves escogidos para mantas y almohadones del dormitorio matrimonial. Para la nena se optó por una cabecera de hierro, herencia de familia, que se cubre con un tono dorado y se actualizaron las mesitas. Pisos y paredes claros dan realce a las camas y otros muebles.
En tanto, para el hijo varón –el deportista de la casa– se eligió edredones a rayas, repisas para exhibir las pelotas de fútbol y stícker con la temática de este cuarto.
De la arquitectura se encargó la arquitecta Paula Mendolia y la decoración es de Fabiana Coscia (foto), quienes se inspiraron en las mansiones que se observan en Jurere - Brasil, con toques particulares.