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“Existen tres tipos de enredaderas, que se clasifican de acuerdo a su crecimiento: las llamadas autoapoyantes son las santarritas, jazmines, allamandas, que entre otras son trepadoras y requieren una pérgola o verja donde se sostienen. Este tipo de plantas se cultiva en jardines grandes, ya que una vez crecidas ocupan uno a dos metros de la muralla”.
Las denominadas entrelazantes son, por ejemplo, la thunbergia (conocida como mal vecino), el mburucuyá, el jazmín de leche, etc., que requieren una guía de alambre en la pared o tejido en el lindero. Tienen unas raicillas aéreas que se entrelazan con las guías y visten los jardines pequeños, ya que no ocupan lugar”.
Refiere que “las autoadhesivas son el ficus pumila (llamada también enamorada del muro) y la hiedra para jardines pequeños. Se adhieren a los muros e incluso absorben su humedad”.