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Esta propuesta creativa permite disminuir el ingreso de los fuertes rayos del sol y al mismo tiempo protege el vidrio templado y genera mayor ventilación. Incluso otorga un poco más de privacidad a dicho sector.
Para llevar a cabo la muralla se utilizaron cuatro pilares metálicos y sobre estos se soldó una viga metálica que sirve de base al muro. Los ladrillos se dispusieron a 45º, y en la primera fila se direccionaron a la derecha, mientras que en la segunda a la izquierda.
Para mayor seguridad –debido a los fuertes vientos característicos de la ciudad de San Bernardino– se introdujeron –en la cuarta hilada de ladrillo– varillas dispuestas en horizontal y que se sitúan dentro de las juntas de cemento, resaltando que al observar el muro estas varillas pasan prácticamente desapercibidas.
Si se encuentra en el interior de la casa este muro crea un efecto relajante, pues está rodeado de plantas, como enredaderas, bananitas, achira y el guembé, que es una planta típica del sector.
Recuerde que a través de un muro de ladrillo como este se puede observar sin dificultad lo que sucede afuera, lo que proporciona mayor relación con el exterior, sin embargo, otorga privacidad al interior si se encuentra fuera de la casa.
Cercos vivos o separaciones virtuales
Los cercos vivos también son una buena opción para separar diferentes sectores del jardín, delimitar un lote o crear una barrera visual. La Arq. Graciela Fornera señala que existen separaciones virtuales por las que se optan bastante actualmente, como por ejemplo a través del uso de las tacuaritas, la ligustrina, las trepadoras, como las llamadas campanitas, el jazmín paraguay, las hiedras que transmiten amplitud al patio, así como la variedad de santarrita. Estas separaciones virtuales son ideales para colocarlas en las casas de campo o en urbanizaciones en las que no se permiten las murallas internas.