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Oro, plata, aluminio, bronce, latón y hasta acero inoxidable se eligen para destacar porque los metales son sinónimo de lujo. Bebidas frescas, frutas, velas y motivos de fiesta se combinan con guirnaldas que les dan el ropaje distinto a los muebles antiguos. Los moños, faroles y botellones adornados con estrellas de mar y hojas de pino reviven estos espacios y le dan la sofisticación a las galerías cerradas y quinchos, así como el estar donde se puede ver una película.
A las fibras se unen alfombras persas, y almohadones de plumas con bordes de pequeños flecos. Es una respuesta al minimalismo y la bienvenida a esos objetos que nos hacen sentir el confort del hogar, a prueba del tiempo. Una propuesta de la arquitecta María de la Paz Rivarola.
Lo que se viene
A propósito de lo antiguo, en el 2019 se viene con todo el aprovechamiento de aquello que tenga sus años, tanto en muebles como en objetos.
Con fuerza vendrá el estilo nórdico y japonés. Las flores serán las más solicitadas en tamaño extragrandes en empapelados y cuadros, con tonalidades en las gamas de blancos y verdes. Aunque es difícil de creer pero retornan los dorados en griferías y hasta en detalles enmarcados.
La cocina blanca da paso a los toques de color con mucho énfasis en la iluminación.
Otro recurso es la madera al natural que seguirá con fuerza en ambientes que ganan jerarquía en los pisos de madera lo más clara posible, sin ningún recubrimiento de tinte. Todo lo que remita a la vida, a la alegría de los tonos contrastantes verde y rosado, y hasta amarillo y mostaza intervienen en un dormitorio blanco y celeste. Es cuestión de animarse.