Mercado de pulgas en Estrasburgo

En una fugaz visita a Estrasburgo, en Francia, el sitio turístico por excelencia es la catedral y su reloj astronómico. Luego, nada más caminar por sus adoquines se descubren tesoros en un mercado de pulgas. Una atracción irresistible si adoras la historia y los objetos de distintos estilos y épocas, o ambicionas agregar a tu colección un toque vintage, que siempre trae un poquito de nostalgia. Un señor por ejemplo, se queda hipnotizado frente a una oferta de discos de vinilo, que desde luego funcionan como si acabaran de salir de un estudio de grabación de los 70. La oferta es variopinta e incluye prendas de vestir en percheros amplios. Cuadros pintados por un hiperrealista, esculturas de metal, acero, bronce, y desde luego petit muebles con marquetería, y fino lustre, la locura de cualquier amante de los estilos, que se exhiben, bajo rayos tibios de sol.

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El mercadillo incluye jaleas, dulces y conservas caseras que tientan, a seguir el recorrido durante el tiempo que quieras.

Vajillas delicadas

Si uno se queda encantado con todo lo anterior, basta avanzar un poco más y hallar las copas diminutas para tomar jerez y vinos, que por aquí tienen fama de ser los mejores. También hay frascos de vidrio tallado, junto a lámparas a querosén, porta velas y apagaluces de faroles. En las mesadas se exponen señales para barcos, alhajeros, floreros y teteras de vidrio y porcelana. Hay precios desde 2 euros, que es lo que cuesta por ejemplo una caja de madera, o una llave gigante del medioevo. Platos con diseños florales, baules, y tacitas con borde dorado se muestran con toda su belleza. Un mercado de pulgas memorable para fanáticos irredimibles.

Texto y fotos:

Mirtha González Schinini 

mirtha@abc.com.py

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