Cargando...
Al ingresar se observa el cálido y original recibidor logrado a través de un jardín interior que permite apreciar el crecimiento de palmeras, anturios y otros follajes. Las piedras siguen con la línea predominante de la decoración: el tono blanco.
A unos pasos se observa un pasillo que está compuesto por un aparador con tapa y una pared revestida de espejos, que logra una ampliación visual a tan solo unos escalones de ingresar a la sala.
La modernidad se anexa a elementos muy actuales, un sofá en L de cuero blanco y dos mesas de centro de vidrio que permiten apreciar la amplitud del sector. Los toques de color se añaden a través del turquesa y marrón; sobresalen con destello las luces con difusores dispuestas en forma individual en el muro principal, una forma particular y muy novedosa de marcar la diferencia en la decoración.
El comedor resalta por la sofisticación de la mesa con tapa transparente y sobre ella la preciosa luz que se disfruta a través de los caireles.
Fotos: Celso Ríos