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En este jardín, logrado por la arquitecta paisajista Gloria Bóveda, se incorporan dos tajy y yvyraro, árboles que ya estaban en el terreno; además jazmines, solteronas o potus.
El jardín familiar en forma de L acompaña a una hermosa construcción con piedras texturadas y pulidas.
Los grandes desniveles exigieron un gran trabajo y se obtuvo el mejor provecho para tener un verdor interesante en complemento con los balcones y las puertas de vidrio. Un murallón se reviste con hiedras y el suelo está cubierto con el tono fresco del césped.
Se incorporan unos escalones rústicos de troncos con bordes de pasto, iluminados por luces especiales. Arbustos y palmeras se reúnen aquí junto a algunos frutales.
La fantástica piscina, obra del Arq. Germán Escauriza, reúne todos los requisitos considerando nuestras altas temperaturas. El espejo de agua resalta más el césped y otras especies que se plantaron junto a piedras de distintos tamaños.
El buen drenaje es indispensable cuando hay tanta diferencia de altura entre los patios destinados a la práctica de fútbol y los juegos, hasta llegar a la pileta.