Hiedras en el jardín

Las hiedras se encuentran entre las plantas más gratificantes, ya que visten muros y les dan vida. Estas resistentes trepadoras siempre verdes son muy decorativas y se caracterizan por su crecimiento muy rápido.

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Las hiedras con pocos cuidados vivirán mucho tiempo. Las formas de las hojas varían desde diminutos diamantes hasta grandes estrellas puntiagudas, variando también sus colores, desde el verde hasta complicados diseños de dorado y plateado, amarillos, verdes, cremas y grises.

Son trepadoras rápidas. Con sus raíces aéreas unidas a los tallos se aferran rápidamente a cualquier superficie apta y se abren camino velozmente en muros y paredes.

En el interior de la casa puede entrenarlas para que trepen a una caña o a un enrejado. Si desea tener una planta compacta, debe pinzar regularmente los brotes. Se trata de una planta muy sencilla de cultivar, gusta de una atmósfera fresca, luminosa y aireada. Son originarias de Europa y Asia.

En invierno las hiedras pueden soportar temperaturas muy bajas, pero no prosperarán fácilmente. Asegúreles un lugar bien iluminado, ya que el exceso de sombra puede afectar eventualmente el crecimiento y el color de las hojas.

Riéguelas esporádicamente durante los meses de invierno, especialmente si las temperaturas son bajas, pues en días invernales las hiedras se riegan una vez a la semana.

Cuando tienen frutos hay que mantenerlos lejos del alcance de los chicos, ya que su toxicidad podría enfermarlos.

Preste atención al color de las hojas; por ejemplo, si ellas tienen los colores verde y blanco y repentinamente se vuelven intensamente verdes, puede deberse a falta de luz o también por exceso de abono.

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