Gatas en celo

El celo es el periodo del ciclo sexual en las gatas y una de las características más notorias es la emisión de maullidos fuertes, que escandalizan e indican que acepta al macho.

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El Dr. Javier Feltes, veterinario, indica que “en el proestro o etapa del cortejo, que dura de uno a dos días, la gata comienza a emitir maullidos, altos y breves, llamando a los gatos. Se muestra más afectuosa con sus dueños, adopta posturas y giros característicos y se frota contra objetos y personas de su entorno”.

Estos frotamientos se producen “sobre todo con la cara y el cuello, y los realiza para marcar su entorno con unas glándulas cutáneas que posee en la cabeza. El estro, que es otra de las fases del ciclo reproductivo de las gatas, suele durar unos seis días (aunque puede alargarse hasta los 10). En esta fase la gata acepta al macho. Posteriormente el celo desaparece a las 24 horas de manera repentina”, afirma.

Resalta que “los signos externos del estro son similares a los del proestro, pero más marcados. El animal se contorsiona exageradamente, emite maullidos más fuertes y profundos, sobre todo por la noche, pega el pecho y el vientre contra el suelo mostrando los genitales, y demanda mayores muestras de afecto de sus propietarios. También pueden perder el apetito y orinar con más frecuencia”.

El profesional explica que “si no hay apareamiento, la gata entra en la fase de metaestro, que corresponde al corto período de inactividad sexual hasta el siguiente celo, de ocho a 15 días”.

Además señala que “las gatas pueden llegar a tener ocho crías, cuantas más crías es menor su tamaño. Una vez que nacen es fundamental que el cachorro ingiera –en las primeras 12 horas de vida– el calostro aportado por la madre, para absorber los anticuerpos”.

Necesitan mamar

“En los primeros meses de vida la gata proporcionará el alimento con su leche materna, que es muy importante para el desarrollo de las crías que probablemente dejarán de mamar cuando la gata deje de producir leche. Pero cuando tengan dos a tres meses se podrá colocar al alcance de ellos un recipiente con un poco de agua, ya que al ver que la madre toma, las crías imitarán su acción”.

Su temperamento

El Dr. Feltes acota que “en las primeras horas, la gata no se separa de sus crías, salvo para satisfacer necesidades básicas o estirarse.

“A partir de los treinta días comienza el destete, por eso, el contacto entre las crías y su madre disminuye progresivamente”.

No tiene problemas en “acarrear a las crías, la gata normalmente los sujeta por la nuca y los suele desplazar de un ‘nido’ a otro, sobre todo durante la tercera semana. La gata seguirá dando de mamar a los gatitos, aunque cada vez con menos frecuencia. Las crías incorporan alimento sólido a su dieta y a partir de las seis primeras semanas, el amamantamiento casi desaparece, aunque en algunos casos puede perdurar unos meses más”, resalta.

En días fríos el veterinario dice que las crías necesitan estar a una temperatura ambiental apropiada con lámparas, bolsas de agua caliente, sin que los apeligre.

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