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La idea de esta joven pareja fue proyectar una casa tradicional, pero cuando las arquitectas Gabriela Parquet, Liza Fontclara y Marta Carballo le presentaron una arquitectura de líneas modernas, se aceptó la propuesta y hoy está a la vista.
La propietaria se encargó de equipar a su gusto los espacios, tanto sociales como íntimos, y asegura que mientras menos objetos haya, mejor. Solo son necesarios mobiliarios y elementos decorativos primordiales.
En la sala se ubicaron un sofá de gamuza y otro con respaldo en capitoné, y a través de la mesa central revestida de espejos divididos en cuatro cubos se refleja la alfombra. A tan solo unos pasos se encuentra el comedor para 10 comensales que cuenta con dos sillas en los extremos, que hacen la diferencia gracias a la tapicería roja a rayas. La idea es dar a cada sector un toque de energía frente al color claro predominante. Cuadros nacionales jerarquizan las paredes.
Esta misma premisa se observa también en la cocina, cuyas butacas son de cuerina roja, que siguen el objetivo de romper con la monotonía del blanco y beige. Fue proyectada en forma horizontal, es decir, acompaña el largo del muro con una mesa de desayuno de granito, iluminada con artefactos colgantes.
En el estar se introdujeron cómodos sofás y TV, ideales para observar con la familia una buena película con unas mantas abrigadoras que se utilizan en estos días de bajas temperaturas. En un sector vertical se colocan las fotografías familiares.
Para el dormitorio matrimonial la deco se basa en cobertores en colores chocolate y rojo, junto a pequeños almohadones a rayas. Una cabecera acolchonada en forma geométrica aporta elegancia. En tanto, para la habitación de las niñas se opta por madera tallada, una herencia familiar, y ropa de cama en tonos claros.
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