El suelo del jardín

La ingeniera agrónoma Mirtha Montiel dijo que para potenciar el suelo sugiere realizar un análisis, antes que nada, y luego sabremos que propiedades o carencias existen. Este análisis nos indicará, entre otras cosas, el pH del suelo, que puede ser alto, neutro o bajo. Esto es muy importante porque así sabremos cuáles son las deficiencias de nutrientes y cuáles se encuentran insolubles en el suelo.

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“Si el análisis indica un pH menor a 7, entonces es ácido, y esto se corrige con la aplicación de cal agrícola. Si el pH es alto, entonces es alcalino, y se corregirá aportando fertilizantes que contengan los nutrientes que están faltando: hierro, zinc, potasio y manganeso”, explica.

Observar las hojas

La especialista señala que se puede hacer un diagnóstico sencillo, que se aplica solo cuando la deficiencia está en estado inicial, y es mediante la observación de las hojas nuevas y brotes. Si manifiestan manchas amarillentas, a la planta le faltan micronutrientes: hierro, cobre, zinc, manganeso. Si son hojas viejas (la parte inferior), a la planta le falta macronutrientes: nitrógeno, fósforo, potasio y magnesio”.

Cómo se colocan los abonos

“Existen abonos sólidos y líquidos. Los primeros son generalmente granulados, y contienen sustancias nutritivas para las plantas. Estas deben ser distribuidas de forma que queden o puedan quedar en la zona radicular principal”, nos dice la profesional.

Finalmente, señala que de las propiedades de estos abonos depende que se distribuyan en la superficie del suelo o se incorporen después de una remoción del suelo. Luego se debe realizar un riego para solubilizar los elementos.

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