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La doctora Nilza Lozano, veterinaria, indica que el pecarí es un mamífero que se caracteriza por tener un hocico termina en un disco cartilaginoso, el cuerpo redondeado y patas que terminan en dos dedos queratinizados.
“Su tamaño es mediano y pesa hasta 35 a 40 kilogramos, siendo el macho más pesado que la hembra.
Además, señala la profesional que tienen una dieta omnívora, predominantemente vegetariana, en la que se incluyen insectos. Las mandíbulas y los colmillos de estos animales han sido adaptados para triturar semillas duras y para arrancar raíces del suelo.
“Sus colmillos, además, les sirven como arma de defensa. Poseen glándulas odoríferas en el lomo y debajo de cada ojo. Se reproducen desde los dos años, con una gestación de 4 meses aproximadamente, y paren dos crías totalmente dependientes de la madre”.
No tienen un periodo determinado de celo, pero en los meses de julio y agosto abundan los partos. Generalmente, las crías nacen en cualquier época del año. La presencia de las hembras en celo hace que en la manada haya mucha excitación, pero aún así los machos no batallan entre sí. En cada parto nacen dos pequeños, aunque no son raros uno o tres, después de una gestación que dura entre 150 y 160 días.
Los cachorros siguen a su madre cuando tienen un día; así, madre y crías se acoplan a la manada, pero permanecen algo apartadas por sus crías.
Las hembras se reproducen cuando cumplen un año de edad, y vuelven a entrar en celo al poco tiempo de parir, siendo así muy prolíficas. Llegan a vivir hasta 25 años y sus enemigos más feroces son los jaguares y los pumas.
No resisten el frío
Son grandes nadadores, pero no pueden resistir mucho los días fríos. Son animales de hábitos diurnos, pero en los calores intensos descansan la siesta entre la vegetación y activan con el crepúsculo.
Caza indiscriminada
Afirma la doctora que después de haber estado dispersos desde el norte de Centroamérica hasta los límites más meridionales de la región chaqueña, en el sur, cuando los primeros colonos llegaban a América, hoy solo se encuentran en zonas recónditas del vasto territorio que antes ocupaban; en bosques cálidos, húmedos y tupidos.
“Su tendencia a formar grandes rebaños hace más fácil a la gente el cazarlos; la caza indiscriminada y la destrucción de su hábitat son las principales causas de su desaparición”.