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También están las acuáticas que se desplazan nadando gracias a membranas interdigitales que poseen entre los dedos, aunque necesitan de tierra firme para anidar y solearse, pues como reptiles deben calentar su cuerpo con la temperatura del ambiente.
Las tortugas más conocidas y comunes son las terrestres. La más grande es la tortuga carbonaria que aparece en la foto, (geochelone carbonaria), que la gente suele tener como mascota en nuestro país. Otra especie terrestre es la geochelone chilensis, que vive en territorios más áridos, y la tortuga casquito (kinosternon scorpioides), de hábitos terrestres y acuáticos.
Por lo general viven solitarias, reuniéndose para reproducirse. Todas las tortugas nacen de huevos, que la hembra entierra entre la hojarasca del bosque, en el caso de las tortugas terrestres y en la tierra cerca de algún cauce hídrico, en el caso de las tortugas acuáticas. Los machos se diferencian de las hembras por tener en el caparazón inferior una concavidad que sirve para adaptar el cuerpo con el de la hembra, en el momento del apareamiento.
Las tortugas terrestres por lo general son omnívoras, con preferencia herbívoras, es decir, comen más vegetales, aunque pueden comer insectos y otros invertebrados. Las tortugas acuáticas son más carnívoras, alimentándose de peces e invertebrados que viven en el agua.
"Como son representantes de nuestra fauna silvestre, no se las puede tener como mascotas sin autorización de la autoridad de aplicación de la Ley 96/92: "De Vida Silvestre". Esta autorización debe ser gestionada en la Dirección de Vida Silvestre, de la Secretaría del Ambiente", afirmó el Dr. Carlos Britos, veterinario de animales silvestres.
Es importante que las tortugas que viven como mascotas tengan acceso a todo lo que la especie necesita, para eso el propietario debe ser asesorado por profesionales de la biología, antes de adoptar una tortuga.
Es importante que la tortuga tenga buena alimentación, cuidados médico-veterinarios para evitar estrés o enfermedades que puedan ser transmitidas a los humanos.
Las tortugas y otros reptiles poseen en su flora microbiana normal varios serotipos de salmonela, un patógeno muy peligroso para la salud humana. Es recomendable que niños que manipulen una tortuga se laven bien las manos con un desinfectante antes de comer o llevarse las manos a la boca.
Las tortugas más conocidas y comunes son las terrestres. La más grande es la tortuga carbonaria que aparece en la foto, (geochelone carbonaria), que la gente suele tener como mascota en nuestro país. Otra especie terrestre es la geochelone chilensis, que vive en territorios más áridos, y la tortuga casquito (kinosternon scorpioides), de hábitos terrestres y acuáticos.
Por lo general viven solitarias, reuniéndose para reproducirse. Todas las tortugas nacen de huevos, que la hembra entierra entre la hojarasca del bosque, en el caso de las tortugas terrestres y en la tierra cerca de algún cauce hídrico, en el caso de las tortugas acuáticas. Los machos se diferencian de las hembras por tener en el caparazón inferior una concavidad que sirve para adaptar el cuerpo con el de la hembra, en el momento del apareamiento.
Las tortugas terrestres por lo general son omnívoras, con preferencia herbívoras, es decir, comen más vegetales, aunque pueden comer insectos y otros invertebrados. Las tortugas acuáticas son más carnívoras, alimentándose de peces e invertebrados que viven en el agua.
"Como son representantes de nuestra fauna silvestre, no se las puede tener como mascotas sin autorización de la autoridad de aplicación de la Ley 96/92: "De Vida Silvestre". Esta autorización debe ser gestionada en la Dirección de Vida Silvestre, de la Secretaría del Ambiente", afirmó el Dr. Carlos Britos, veterinario de animales silvestres.
Es importante que las tortugas que viven como mascotas tengan acceso a todo lo que la especie necesita, para eso el propietario debe ser asesorado por profesionales de la biología, antes de adoptar una tortuga.
Es importante que la tortuga tenga buena alimentación, cuidados médico-veterinarios para evitar estrés o enfermedades que puedan ser transmitidas a los humanos.
Las tortugas y otros reptiles poseen en su flora microbiana normal varios serotipos de salmonela, un patógeno muy peligroso para la salud humana. Es recomendable que niños que manipulen una tortuga se laven bien las manos con un desinfectante antes de comer o llevarse las manos a la boca.