El malvón

La ingeniera agrónoma Mabel López indica que “el malvón no es una planta muy atacada por las plagas debido a que tiene un aroma desagradable en la hoja y por ello no es apetecible para los insectos. Los chupadores pueden aparecer eventualmente, ya que este clima de calor en invierno provoca la proliferación de las plagas”.

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Su nombre científico es Pelargonium y pertenece a la familia Geraniaceae; su nombre común es geranio o malvón.

“Los chupadores atacan a los brotes, las partes tiernas de las plantas. Hacen que tome un tono amarillento, le marchitan, le frenan el crecimiento, extraen la savia, lo que hace que la hoja no crezca adecuadamente. También sufren los pimpollos”, afirma.

Los malvones son de colores como blanco, bordó, coral, fucsia y anaranjado. Esta es la época de floración, hasta la primavera. Se colocan en suelo directo y también en macetas. En estas la practicidad se potencia a la hora de cuidarlas.

Lucen bastante en balcones, en un rincón del patio, cerca de las escaleras o alrededor de una piscina.

“No estarán en plena sombra, pues necesitan luz solar directa. En cuanto al riego se debe tener en cuenta la necesidad, día de por medio o todos los días, depende del clima. Si hay viento y con mucho calor se aconseja el riego dos veces al día”, explica.

El malvón no se recupera si entra en un periodo largo de falta de agua. “Es una planta tierna. La clave es que no le falte agua. Tampoco ir al extremo de regarla exageradamente hasta producir pudriciones. Además es más sensible a hongos. Se planta en otoño, se puede reproducir por las ramitas, es decir, esquejes”, concluye.

El malvón brota cada año y, si el cuidado es bueno, sus flores duran varias semanas.

Posee varias florecitas que se unen en un péndulo. La planta mide 30 a 40 cm.

En suelo directo logra mayor altura. Se planta sola o en grupos para un efecto colorido.

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