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El Lic. Frederick Bauer, biólogo y técnico del Museo Nacional de Historia Natural del Paraguay, dependiente de la Seam, afirma que “si hablamos de los terrestres, el más común que se encuentra en nuestro país es el caracol gigante sudamericano, denominado Megalobulimus oblongus, que comúnmente tiene una valva, concha o caracola de color blanco y con los labios de la valva de color rosado, mide de 7 a 10 cm de largo. El cuerpo es grisáceo.
“En los últimos años se ha detectado en el país la presencia del caracol gigante africano, llamado Achatina fulica, que tiene la concha más cónica y con rayas longitudinales de color marrón y beige, y de cuerpo amarronado. Es fácil de distinguir las nativas de las africanas”.
Raspan los alimentos
Según explica el experto los caracoles terrestres se alimentan de materia vegetal en general, raspándola con un órgano raspador o rádula que se encuentra en su boca.
Diferencias
También nos dice que “el caracol gigante sudamericano pone de 3 a 9 huevos por año que tardan unos cuatro meses en eclosionar, mientras que el caracol gigante africano pone de 30 hasta 80 huevecitos por año, y eclosionan luego de una semana”.
En la gastronomía
Si bien el caracol clásicamente utilizado en la gastronomía “es una especie europea conocida como caracol de viña o de borgoña europeo, existen registros de que los caracoles gigantes antes mencionados también pueden ser consumidos por el hombre”, afirmó.
Como adornos
Existen personas que colectan las corazas por la diversidad de variedades. “Si se coleccionan las valvas o conchas encontradas, sin que sean animales vivos, esto no tiene ningún impacto sobre las poblaciones de los caracoles”, asegura el experto.
Alimentación
La dieta de los caracoles terrestres incluyen: hojas, tallos, frutas maduras, verduras, hongos, algas y pueden dañar a los cultivos agrícolas y plantas de jardín.