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La frecuencia de riego deberá incrementarse con climas ventosos y altas temperaturas, lo que seguimos teniendo en este otoño caluroso. “Lo ideal es planificar el riego para que el contenido de agua del suelo se mantenga siempre en valores altos, pero sin saturarlo durante periodos prolongados, pues así evitamos daños de estrés en las especies”.
Se recomienda regar las plantas “por la mañana temprano y al atardecer o cuando se observa una manifestación visible como la pérdida de turgencia o se contraen, lo que puede deberse a la alta demanda evaporativa. Ocurre por las condiciones climáticas de temperatura y alta luminosidad. Si el suelo conserva la humedad por más tiempo, bastará con un buen riego en las mañanas”.