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Es una residencia construida con cariño y cuidada hasta hoy con mucho esmero. Las artesanías se encuentran en todos los ambientes: cántaros de barro adquiridos de Areguá y la alfombra puesta en el estar diario de piel de vaca, las hamacas paraguayas acompañan a la ventana, y se sujetan con herrería de Sergio Buzó. El piso de layota y el ladrillo a la vista son materiales locales de gran durabilidad. Los mobiliarios del estar diario fueron hechos a medida por Ezio Guggiari, quien utilizó madera maciza, el hierro y el infaltable vidrio que le brinda un toque de elegancia al diseño. El proyecto y la construcción son del Arq. Juan Carlos Buzó y la decoración estuvo en manos de Leticia Chaves en conjunto con la propietaria.
Se lograron espacios de doble altura donde el lapacho se destaca en las escaleras, y en exteriores se protege con una capa de barniz marino que le aplican todos los años.
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