Cuidados básicos de las orquídeas

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* Luminosidad: las orquídeas requieren la mayor cantidad posible de luz, pero no pueden estar expuestas al sol directo so pena de sufrir graves quemaduras en las hojas. Las plantas expresan un lenguaje claro; cuando presentan hojas muy amarillas, indican que están recibiendo mucha luz; si, por el contrario, tienen hojas muy verdes, es que la luminosidad es muy escasa. Una orquídea bien cultivada, que reciba una óptima cantidad de luz, tendrá en sus hojas un color verde amarillento y su consistencia será dura y firme.

* Agua: para el cultivador el agua debe manejarse bajo dos aspectos: humedad y riego. Las orquídeas requieren una humedad relativa ambiental que puede fluctuar alrededor del 50%. Es tan perjudicial un ambiente totalmente húmedo como uno totalmente seco. La humedad relativa del aire varía inversamente con su temperatura, es decir que si la temperatura sube, baja la humedad relativa del aire y seca las plantas al evaporarse el agua. La alta humedad es deseable, pero esta puede favorecer la condensación cuando baja la temperatura y puede producir la pudrición de las raíces de la planta. En cuanto al riego, debe realizarse solo cuando las plantas lo necesiten y no porque deba hacerse cada tantos días. Es conveniente regar las plantas toda vez que el medio de siembra esté casi seco y siempre en horas de la mañana. Es importante sacar a relucir la necesaria cualidad de buen observador que debe tener un exitoso cultivador. Siempre recordemos que más plantas han muerto por exceso que por defecto.

* Aire: todas las plantas requieren el aire para su supervivencia y este debe estar libre de contaminación. El aire puro y en continuo movimiento contrarresta el calor que genera el astro solar, reduciendo la posibilidad de enfermedades fungosas o bacterianas.

Agradecemos a Expo Flora.

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