Conejitos perfumados

Sofía Oddone de Burró planta los antirrhinum majus o los populares conejitos en Itacurubí de la Cordillera. “Son de colores rojo, amarillo, naranja, rosado oscuro, fucsia, rosa claro y blanco. Las semillas del conejito se cultivan en bandejas con celdas. A los dos o tres meses el plantín ya tiene una altura de 10 a 12 cm, y está listo para trasplantarse a tablones de un metro de ancho. Se coloca además una red con tutor para dirigir la vara, bien recta. A medida que crecen las plantas se levanta la red, para que no se doblen”, informa la experta.

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El conejito no es una flor complicada, “pero se le cuida de los insectos, y se riega dos veces al día, de manera automática. Puede llegar a un metro y medio de alto. Florece a los dos meses del trasplante, y su ciclo dura cuatro a cinco meses. Cuando empieza a florecer no hay que dejar que se abran todas las flores para cosecharlas, basta con que lo haga la mitad, mientras la otra aún se conforma de pimpollos. Seguirán floreciendo una vez cortadas”, describe.

Para la cosecha, Sofía las retira desde las raíces, y al empaquetarlas las elimina. Unas 10 varas de conejito se agrupan en cada paquete que se comercializará. 

“La fertilización es con triple 20, bajo media sombra negra de 35%. Estas flores tienen mucha aceptación, duran 12 días después de la cosecha, y despiden un riquísimo aroma”, puntualiza la productora.

mirtha@abc.com.py

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