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Todas las habitaciones tienen un estilo propio desde el presidencial, en tonos blanco y negro con un cuarto de baño de gran dimensión y mesa de reuniones; hasta el executive básico, con muebles contemporáneos y antiguos, con carácter temático.
Un octógono es la antesala en cada piso que cuenta con comodidades distintas con una impecable terminación en pisos y paredes.
La obra es de la arquitecta Olga Heinrich y la deco es de Shirley de Pablos, quienes unificaron criterios para lograr el favorito de las novias que se reúnen con sus amigas y salen de aquí para la iglesia: el loft suite con una pared de ladrillos en la cabecera que le da un toque muy especial a las fotos. Dispone de un estar y minicocina, entre otras comodidades.
El nombre del hotel tiene relación con las misiones jesuíticas, con piezas de artesanía local como el ñandutí y el encaje ju y mobiliario hecho en nuestro país. La jardinería en la terraza junto a la piscina es un feliz final para un edificio único.
mirtha@abc.com.py