Arte floral japonés

Se realizó la exposición conjunta de arreglos de Ikebana en el marco de la Semana Cultural del Japón, organizada por la Embajada de Japón, la Asociación Paraguayo-Japonesa y el Centro Paraguayo-Japonés. Participaron la Escuela Sogetsu, la Escuela Ohara e Ikebana Internacional Asunción Chapter 198. Las dos primeras son escuelas organizadas y habilitadas para dar títulos, mientras que la tercera es una entidad que agrupa a maestras de diversas escuelas, simpatizantes e interesadas en el Ikebana.

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De la Escuela Ohara, por ejemplo, Yumika Nakagoe, incluyó en su elaboración glicinias y gipsófilas sobre una base de cerámica y Victoria Maehara presentó un arreglo con ramas de caqui y hoja de nandina, en una base de cerámica japonesa. Y Alicia Hayashi prefirió la costumbre paraguaya de antaño: integró claveles rojos, leñas, orquídeas e iris en una olla de hierro.

La representante de la Escuela Sogetsu Kimiko de Oda realizó un arreglo compuesto de azalea, tallos de papiro y flor de jacaranda sobre una base de cerámica con agua. Y Mireya de Ramírez hizo un ikebana hecho con verduras como calabaza, zanahoria, locote, tomate, trigo en un recipiente de fibras naturales. Y Kasumi Uchiyamada elaboró su ikebana con variedades de dracenas, en un soporte de melamina.

Otra escuela denominada Ikebana Internacional Asunción 198 está muy bien representada por María Abbate, quien seleccionó anthurium en una elegante base de vidrio. Mientras que Coca de Barreto optó por una base de mármol y vasijas de diseños circulares, donde colocó caña brava, hojas de palmeras, gipsófilas y semillas de huayruro. Este arreglo incorpora la tecnología de luces. Emi Kasamatsu, por su parte, destacó un estilo paisajista con lirios, crisantemos, calas, iris, piedras, bambúes y un ave del paraíso. ¡Fue un regalo para la vista y el alma!

Una tradición divina

Ana Martini, de la Escuela Sogetsu, comentó que trabajaron con una gran variedad de flores, especies nativas e importadas, así como troncos, ramas, frutas, semillas, piedras y, en algunos casos, imágenes o esculturas. También sugestivos, extraños y preciosos recipientes, así como creativas y naturales propuestas.

El ikebana se originó en una milenaria tradición de los budistas chinos que ofrecían flores a Buda. La costumbre se conoció durante el siglo VI cuando ese arte floral pasó a Japón y hasta el siglo XV el ikebana tenía una connotación religiosa. Hoy se considera como un arte que reúne a sus aficionados en torno a un concepto de belleza, elegancia y sobriedad por la armonía de su estructura lineal y las hermosas flores que lo integran.

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