Amor para dos

Tomar la decisión de incluir una mascota más no es algo que deba tomarse a la ligera. Son varios los puntos a tener en cuenta, empezando por preguntarse si se cuenta con el espacio suficiente para ambos perros, así como también cuestionarse si se poseen los medios y el tiempo necesario para dedicar a ambas mascotas.

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La veterinaria doctora Sabrina Sardi comenta que, cuando se integra un cachorro o un perro acogido a un nuevo hogar, se debe tener en cuenta en primer lugar la incorporación paulatina. La especialista sugiere elegir un parque o el campo, para que se lleven a cabo las presentaciones. “Es muy importante que las energías de todos sean serenas, sobre todo del propietario”, explica la experta y agrega que se debe permitir a los animales que huelan y tomen confianza; una vez que se tenga la seguridad de que estas interacciones han sido positivas, recomienda permitir que el nuevo miembro entre a la casa, huela y explore todos los rincones, con el fin de que conozca su entorno.

“En el caso de que se haya criado un perro sin la compañía de otro y con un carácter agresivo y posesivo, no tolerará la presencia de otros perros y será excesivamente peligroso juntarlos, en ese caso la figura del adiestrador canino es importante para corregir este problema educativo”, enfatiza. El dueño debe ser consciente de que habrá disputas; es normal y, cuando ello suceda, siempre se deberá apoyar al perro que ya era parte de la familia, de esa forma se mantendrá el equilibrio entre ambos. Es necesario darle caricias a él primero, o proveerle comida.

Por supuesto, hay muchos aspectos positivos en la incorporación de un perro más a la casa. Dos canes pueden hacerse compañía mutua, jugar e incluso aprender el uno del otro. Es una decisión acertada, aunque pueden surgir incompatibilidades. “Aunque resulte asombroso, los perros pueden llegar a sentir celos entre ellos, ya que necesitan de nuestro cariño, atención, que le dediquemos tiempo. Con la llegada de una nueva mascota hay que establecer pautas y normas definidas, no dejarlos hacer lo que quieran y poner límites a sus comportamientos”, explica la veterinaria. Y sugiere para evitar riñas, servirles la comida en platos separados, de ser posible, en lugares distintos, pero darles lo mismo a ambas mascotas, aunque uno sea un cachorro y el otro adulto.

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