Amoblar con amor

La propietaria no necesitó la mano de un decorador, pues con su toque particular y, por sobre todo, mucho amor inició la marcha de ambientar su nido, como ella denomina a su hogar.

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Coleccionista de pesebres y campanas, dos objetos que caracterizan al gusto de la “reina” de esta residencia, quien hasta en el mínimo rincón ubica estas preferencias que hacen de su casa un lugar acogedor.

Más allá del lujo, aquí lo importante es sentir el calor de hogar, y cada objeto, incluso el más pequeño, guarda un significado especial. Las fotografías que recuerdan los momentos vividos y las imágenes religiosas que tienen un poder especial en esta residencia generan la calidez y fortaleza necesarias. Sobre mobiliarios clásicos colocados en áreas sociales, como la sala y el comedor, se exponen almohadones sobrios y buena tapicería. La madera lustrada en las patas de las sillas, así como en los aparadores permiten apreciar el buen trabajo de carpintería.

Las pinturas son obras artísticas presentes en cada pared. Su aire de pintora la indujo a colgar sus cuadros y exhibir también el de otros autores que recién se inician en este arte.

darzamendia@abc.com.py

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