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Pacholí Méndez, de Amaná, afirma que “cada alfombra de poyvi es única, la palabra en guaraní significa tela hecha a mano. Este tejido tuvo sus inicios en la época del doctor Francia, cuando se cerraron las fronteras para proteger la industria nacional y las mujeres tuvieron que ingeniarse y producir prendas reciclando tejidos”.
En tanto, Liliana Alegre, de Over All, señala que las alfombras de poyvi son adaptables a cualquier sector de la casa, por ejemplo, en el cuarto de baño social, la cocina, la sala y el dormitorio, a los costados de la cama”.
Los diseños preferidos son los que tienen listas, franjas que varían en grosor y tonos. Como son de algodón, se aconseja lavarlas con agua fría, a fin de que no se encojan. El lavado se recomienda por lo menos una vez al mes.
Méndez resalta que “hay espacios que requieren el color y la energía, sin importar la temporada, por ejemplo, una sala de juegos de niños”.
Añade que “creer que las alfombras de poyvi son solo para ambientes rústicos y campestres es el error más común. Los tamaños varían desde 1 m x 0,50 m hasta 2.20 x 1,60 m”.
Y Alegre subraya que “estas alfombras se hacen en telares y se tejen también manualmente con hilos de algodón, y el resultado se basa en la sencillez y calidez. Las realizan en Carapeguá, la familia Lezcano, mientras que en San Miguel Misiones, el trabajo es de la familia García”.
Anímese a innovar.