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Las cortinas de algodón nacional protegen las aberturas y complementan las artesanías de barro de distintos puntos de nuestro país. Los trabajos hechos a mano, de cerámica y bordados se exhiben en galerías y habitaciones.
A la dueña le encanta la madera como elemento natural por eso las mesas lucen sus superficies en todo su esplendor. El mobiliario de la casa está hecho de madera local y también se incorporan algunos de Alemania.
Esta residencia posee aproximadamente 40 años y sus antiguos moradores colocaron objetos decorativos como los pinos azules de origen español hechos de cerámica. En algunas zonas de la mampostería también se pueden observar unos nichos en las paredes con tapa de vitral, y en su interior poseen focos que brindan un toque de luz especial.
Los techos tienen vigas a la vista, otra característica de las casas coloniales. A los propietarios les encantan las casas antiguas porque tienen mucha historia, según menciona la propietaria. El arquitecto de esta residencia fue Carlos Peyrat, y las modificaciones fueron realizadas por el Arq. Marcelo Peyrat. Las molduras de hierro en las rejas también denotan las características de este estilo, en el que se añade una exuberante vegetación en el amplio patio. Palmeras, jazmines y vincas aparecen junto a ligustros y bancos de plaza. Bordean las enormes ventanas de rejas negras, faroles, ménsulas y columnas que sostienen los techos. Las puertas curvadas con herrajes de diseño antiguo remiten a una época de gloria en la que era agradable descansar en habitaciones frescas.
Las galerías generan un ambiente aislado del calor en el que se puede pasar la mayor parte del día. Muchas artesanías paraguayas, instrumentos musicales y obras pictóricas conforman un fiel reflejo del llamado estilo colonial, una versión que forma parte de nuestra historia y demuestra la calidad de nuestra arquitectura.
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