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La dueña de casa eligió lámparas puntuales para sectores que de otro modo no tendrían el protagonismo alcanzado. Las luces potencian la belleza de los tejidos y las maderas.
Hay que saber mirar, decidir qué objeto puede estar en primer lugar o permanecer como parte del conjunto.
El hall de entrada se comunica con la sala y el comedor a través de distintos accesos, focos dirigidos desde el techo o lámparas sobrias situadas en mesitas de apoyo que logran el efecto destacado.
En esta residencia con pisos entablonados, los muebles están unidos a las luminarias que varían de tamaño, material de base y proyección de luz. Detalles clásicos como la chimenea revestida de madera y muebles de estilo se iluminan con artefactos nuevos, muy modernos, suspendidos del techo con tono cromado.
El tapizado de cuero se mezcla con tejidos suaves en almohadones y asientos. Los espejos con marcos brillantes refuerzan el diseño de estos veladores de líneas sobrias.
En la sala se observa un mueble chino, un reflector de cine antiguo, sillas de Galería Bonita y los sofás de Quality, acompañados de plantas naturales, cañitas, ruellia, lila, alfombras persas, velas, espejos dobles de tono peltre, y un espejo peruano, los artefactos son de Luminotecnia. Las mesitas poseen diseños originales, y se encuentran cerca de una chaisse longue.
El comedor reproduce en las telas de los asientos hermosas rosas. Las vajillas se guardan en aparadores de hierro, adornados con velas blancas.
Una araña mediana con caireles se colocó sobre la mesa transparente. El hierro es la base de la mesa con un marco de mármol.
Muchas flores y la vista al jardín completan el paseo por la vida de esta residencia con sus luces encendidas.