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La yerba de lucero es una planta perenne que se encuentra en zonas húmedas. Es conocida científicamente como Pluchea sagittalis. Tiene un crecimiento relativamente lento, el tallo puede alcanzar una altura de más de 1,5 m. En nuestro país se la encuentra con facilidad en prácticamente toda la región Oriental y sur de la Occidental.
En la experiencia que he realizado a partir de una plántula, pude comprobar que el desarrollo al principio es lento, pero enseguida emerge la hoja. Al crecer el tallo algo pubescente, emite ramas laterales sobre todo en la parte superior, cuando la planta tiene más de 30 cm. En las extremidades de las mismas emiten botones florales pequeños de color verde.
Cuando se la cultiva sola en maceta, es necesario cuidarla para que el tallo sea erecto. Si el suelo es muy suelto tiende a volcarse, pero la rama no se quiebra; es fuerte y manejable. Hay que tener en cuenta que esta planta necesita un riego frecuente.
Se puede cosechar por rama o por hoja. En forma casera recomiendo la segunda, para darle más oportunidad de recuperación a la planta. Si el recipiente es grande, las semillas van cayendo y se reproducen con facilidad formando pequeñas matas. Si se tiene en el jardín, el conjunto de plantas ayuda a tener un crecimiento más uniforme y erguido. Pueden alcanzar una altura de más de 1,5 m.
Las hojas recolectadas se deben secar a la sombra para que los rayos del sol no disminuyan sus propiedades terapéuticas. En el momento de arrancar las hojas, la mano queda impregnada de un aroma penetrante, producto de los aceites esenciales que contiene, que es muy agradable y perdurable. Conviene ir cosechando primeramente desde arriba, para fortalecer el tallo y aumentar el rendimiento de hojas y luego en forma lateral, para compensar el desarrollo integral de la planta.
Las ramitas deben cortarse sin el botón floral; también se secan a la sombra. El tiempo de secado depende de la época, esta operación no dura más de tres días.
Las hojas con o sin el tallo se utilizan para el tratamiento de problemas digestivos. También en los niños para las diarreas, enfermedades estomacales y hepáticas. La yerba de lucero combinada con hojas de ka’a he’ê son muy efectivas para calmar la acidez estomacal. Además ambas plantas se sinergizan en sus efectos y dejan un agradable sabor en la boca.
La yerba de lucero bien cuidada dura mucho tiempo. El cultivo en medianas extensiones se realiza para uso medicinal y para la extracción de los aceites esenciales que son muy cotizados. Es bueno y recomendable tener una pequeña farmacia de plantas medicinales, ya sea en el jardín o en el balcón. Hace cinco años que tengo una planta de poleo en maceta, otra de moringa, orégano, cedrón kapi’i y otras que me ayudan a completar el mate diario y el té para las comidas.
La educación es la base del desarrollo de las comunidades. “p.m.g.”