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La vitamina E es reconocida hace más de 80 años, cuando dos científicos, Evans y Bishop, lo determinaron como factor fundamental para la normal gestación en las ratas. Es por ello que, a partir de allí, los trabajos y publicaciones se basaron más en los efectos que esta vitamina tiene sobre la fertilidad que sobre las otras muchas virtudes que ella posee.
La vitamina E se encuentra en una variada cantidad de alimentos, tanto de origen animal como vegetal.
El valor de cada uno de estos alimentos no es el contenido total de tocoferol, denominación del grupo químico al que pertenece, sino del alfa tocoferol, que es el más eficaz de todos los componentes de este grupo, biológicamente hablando.
El conocimiento es muy importante para el productor que verifica los contenidos de materia prima de los alimentos, debido a que la torta de semillas oleaginosas, tan utilizadas en nuestros balanceados, puede hacer variar la cantidad de vitamina E, debido a que la humedad y el almacenamiento sin antioxidantes tienen un efecto negativo en la estabilidad de esta y otras vitaminas. Por eso son importantes las recomendaciones a tener en cuenta de mirar la fecha de fabricación y si contienen antioxidantes. Esto es también válido para los cereales.
Resulta indispensable supervisar la cantidad de vitamina E que requiere cada línea de aves, ya que si bien parecen iguales, no lo son. A mayor precocidad, mayor demanda de vitamina E, como se está dando en estos momentos con la precocidad y rendimiento de los parrilleros que se faenan con más de 2 kg a los 40 días.
En las aves se utiliza la suplementación de la vitamina E para evitar, fundamentalmente, que estas no sufran sus consecuencias que desembocan en enfermedades, tales como la encefalomalacia, distrofia muscular o diátesis exudativa.
Además de esto, la suplementación de vitamina E sirve para evitar deficiencias marginales, tales como una mala conversión alimentaria, un menor crecimiento o una mala homogeneidad del lote. Si se suplementan adecuadamente las raciones de las aves, se logra una mayor ganancia de peso del lote al final del ciclo y un mejor rendimiento del alimento; es decir, un menor consumo para obtener un mayor peso corporal final.
Si se tiene en cuenta la cantidad requerida de vitamina E, por cada línea de aves, se podrá ver que se aumenta la respuesta inmunitaria de las vacunas utilizadas; además de una mayor defensa de los animales a las enfermedades y una mejor calidad de carne en el momento de la faena. La acción antioxidante de la vitamina E permite la estabilización de los ácidos grasos que son sensibles a la oxidación en el metabolismo celular, hecho que no debe ignorarse en la producción de pollos parrilleros, ya que dicha actividad es muy grande, sobre todo, en los primeros 20 días del animal.
Científicamente se siguen haciendo trabajos para demostrar los efectos beneficiosos que tiene la vitamina E en el mecanismo inmunorregulador, junto con los que se realizan con la vitamina C. Estas dos vitaminas deben ser tenidas en cuenta por el productor pecuario cuando tiene fallas de inmunidad en sus lotes o falta de crecimiento homogéneo.
El pequeño productor que compra o prepara el alimento balanceado debe prestar atención en los requerimientos que están establecidos para cada línea de aves, porque estos se incrementan cuando se aumenta la producción, tanto en ponedoras como en parrilleros.
Tenemos en estos momentos una buena producción avícola, por lo tanto, es recomendable consumir lo que el Paraguay produce, ya que tiene una calidad garantizada.
“La educación es la base del desarrollo de las comunidades” p.m.g.