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El uso de simientes certificadas resulta más económico en el campo, debido a que ni siquiera alcanza el 10 % del costo de producción, además de asegurar la siembra y cosecha.
“Un punto importante es que el país logró exportar semillas al Uruguay, lo cual es atípico y ojalá se mantenga. Son muchas las empresas exportadoras y las variedades colocadas fuera del país”.
Según datos de la asociación, el 25 % de las semillas utilizadas por los productores agrícolas del Paraguay es certificada, mientras que un 75 % no. “El productor, de acuerdo a la legislación, tiene el derecho de producir sus propias semillas, pero en ocasiones se hace uso y abuso de esa legislación porque, aparte de hacer sus semillas está comercializando y eso se convierte en una infracción”.
Es preciso mayor concienciación por parte del productor. Recurrir a empresas semilleras que entregue material de calidad y confianza, es la mejor alternativa
INFRACCIÓN A LA LEY DE SEMILLAS
Producir una semilla sin estar registrada y utilizar una variedad sin el permiso del ostentador es una infracción a la ley. “Se perjudica a las entidades como el Senave y se deja de recaudar; el fisco deja de recaudar, es decir, que se convierte en una actividad ilícita y estamos absorbiendo toda la carga tributaria que implica producir una bolsa de semillas”.
Las semillas producidas con certificación son variedades protegidas por las que se pagan regalías (por cada bolsa). La mayoría de las veces, la regalía alcanza 10 o 12 % del costo de producción, lo cual es una carga impositiva muy alta.
“Nosotros, hoy en día, estamos hablando que somos cuarto productor del mundo con rendimientos promedios que alcanzan o superan los 3000 kg/ha, con picos de 4000 y 5000 kg/ha y eso es gracias a la semilla y la genética”.
GARANTÍA
El productor, al comprar una semilla certificada, compra una semilla legal en la que se le garantiza la pureza genética y el vigor como semilla; esto ayuda a conseguir un estand adecuado de plantas.
Las simientes no certificadas pueden presentar riesgo de mezclas de variedades o no poseer el vigor requerido, debido a que no se reconoce su modo de almacenamiento y cuidados.
(*) Presidente de la Asociación de Productores de Semillas.