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Hay que tener en cuenta que para producir alimentos de origen vegetal en el Chaco, o cualquier parte del mundo, es necesario contar con un volumen determinado de agua, ya que cada cultivo tiene un requerimiento particular. En el caso de este vasto territorio de nuestra República, el líquido utilizado proviene únicamente de la lluvia, debido a que los altos niveles de salinidad del suelo impiden el uso del recurso proveniente de capas subterráneas; más aún cuando se habla de que la pequeña agricultura no cuenta con herramientas sofisticadas para la extracción.
DISTRIBUCIÓN DE LLUVIAS
Los 800 mm de precipitación que llegan al Chaco no son uniformes durante el año, por lo que los 60, 70 o 100 mm que caen en algunos meses, no se pueden aprovechar lo suficiente. Por ende, el problema para dedicarse a producir la tierra no radica tanto en la cantidad de agua durante el año, sino en su distribución en los 12 meses. Esto motiva a colectar el recurso hídrico a fin de distribuirlo para el consumo en la casa y para la producción.
SISTEMAS DE COLECTA DE AGUA
Uno de los métodos más comunes de colecta es mediante tajamares y aljibes. Toda el agua se recoge a través del techo (de zinc) de las casas y va por las canaletas al aljibe. En el caso de la producción de cebolla, uno de los productores de la zona cuenta con un reservorio ubicado a unos 2km de la vivienda familiar. De allí se distribuye el agua al aljibe y, luego, por el sistema de riego a la parcela de producción. Mediante un motor de ½ hp es posible bombear el agua por las cintas de goteo, cuya capacidad llega a un 1 l por gotero, por hora. Cada cinta está ubicada a 30 m una de otra.
REQUERIMIENTOS
En el Chaco, la cebolla tiene un requerimiento de agua de 400 mm por año, lo que significa 4.000.000/l de agua por ha, desde la siembra hasta la cosecha, restando las lluvias caídas en ese periodo. De acuerdo a la zafra 2016, no fue posible satisfacer el requerimiento hídrico, llegando solo al 50 %. No obstante, gracias a los buenos manejos, se obtuvieron resultados muy buenos, con bulbos de excelente calidad. La misión para el año siguiente es replantear los mecanismos y sistemas de riego.
CICLO DE LA CEBOLLA
Cuando la cebolla cumple su ciclo productivo caen las hojas y tras la cosecha, se procederá al curado de la hortaliza. El objetivo es lograr que el cuello de la cebolla se seque completamente, de manera a evitar la brotación, porque, de ocurrir, se tendrán problemas de pudrición y la capacidad de almacenamiento será muy poca. En este sentido, la región del Chaco es una de las mejores zonas para producir cebolla, ya que el clima seco facilita el curado de las mismas, con una terminación óptima del producto. Con carencia de lluvias, a diferencia de la región oriental, los rendimientos son mejores Por otra parte, las horas luz permiten rendimiento de 40 ton./ha, con lo que se triplica la media nacional en este rubro.
INVERSIÓN EN SISTEMA DE RIEGO
Para producir cebolla en 500 m², la inversión en el sistema de riego llega a los G. 1.000.000 aproximadamente, que incluye un motor de ½ hp, que permite distribuir 5000 l de agua por hora; junto con los caños, cintas de riego, conectores; demás accesorios y cables para corriente eléctrica. Lo fundamental es realizar mantenimientos periódicos de los goteros para que no se taponen, como del filtro, para mantener el funcionamiento eficaz del sistema de riego, lo cual sencillo. Igualmente, el horticultor chaqueño debe tener en cuenta que regar no significa llevar agua a la parcela, sino más bien colocar dicho recurso en el momento oportuno y la cantidad necesaria.
(*) Especialista en producción hortícola