Quema de áreas forestales y de campos - Ing. Agr. Fernando Díaz Shenker (*)

Según estudios, el 80 a 90 % de los incendios son causados por el hombre, sea en forma accidental o intencionada. En Paraguay existe una legislación que previene y controla los incendios forestales, así como la quema de campos y pastizales, pero que, lamentablemente, no se cumple.

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Así, la Ley n.º 4014 del 27 de mayo del 2010, “de prevención y control de incendios”, en su art. 1.°, señala: “(…) queda prohibida la quema no controlada de pastizales, bosques, matorrales, barbechos, campos naturales, que pudiera generar cualquiera de los incendios definidos en esta Ley”. La única forma de quema autorizada es la “quema prescripta” dentro de un área determinada. Por su parte, la Ley n.º 716/96 sanciona a los que realicen tala o quema de bosques o formaciones vegetales que perjudiquen gravemente al ecosistema. Pero la realidad golpea con la indiferencia de las instituciones y organismos que, al menos, deberían impulsar campañas educativas sobre tan delicado tema.

LA REALIDAD LOCAL

Últimamente, se han sucedido frecuentes incendios que inclusive han tenido consecuencias fatales. Baste tan solo consultar lo informado en ABC Color. El pasado 22 de setiembre se publicaba que según el guardaparques del Parque Nacional Cerro Corá, la zona afectada por un incendio forestal de hacía varios días ascendía a unas 2500 ha, lo que significaría más de la mitad del territorio del lugar. “Un poco más del 50 % lo que se está quemando. Rondaría las 2500 ha quemadas”, señaló Hilario Cañete, guardaparques del Parque Nacional Cerro Corá, ubicado en la ciudad de Pedro Juan Caballero y cuyo territorio arde en llamas hace ya varios días. El profesional había señalado que los incendios forestales en dicho lugar son comunes y se registran de forma periódica cuando hay sequía prolongada, por varios factores. “Es muy difícil decir, pero tenemos de todo: cazadores, pescadores que entran de forma clandestina, zonas con indígenas y asentamientos de campesinos, donde los cultivadores queman sus cultivos, y con el viento ya no se puede controlar. Otra noticia del pasado 22 de agosto comenta que Paraguay es el cuarto país de la región que más quemas registra en su territorio. Durante este año se han registrado 11.171 focos, con un aumento desde 2011 de más del 50 %, según un organismo que se encarga de monitoreos satelitales. En Falcón fueron consumidas 180 ha de campo, presumiblemente debido a la quema inconsciente de pastizal (ABC Color del 4 de octubre).

Un incendio arrasó con parte del Parque Nacional de Ybycuí, donde se pudo observar una espesa humareda en la parte más alta de la vegetación. Se sospecha que el fuego fue ocasionado por cazadores furtivos. En el lugar fueron encontrados restos de un campamento y pieles de animales silvestres (ABC Color del 6 de octubre).

IMPACTOS EN EL AMBIENTE

Las consecuencias que provocan tanto la quema de áreas verdes como los incendios forestales son terribles, y comprenden desde pérdida de la biodiversidad de especies, pérdida de la calidad del agua y de los suelos, una mayor contaminación atmosférica, riesgos para la salud humana y de los animales. La actividad de los microorganismos vitales para los procesos biológicos de los suelos productivos (bacterias, hongos, lombrices, otros), prácticamente desaparecen, con lo cual pierden su fertilidad natural; se vuelven más impermeables y susceptibles a la erosión. Se produce una mayor sedimentación de los ríos, arroyos y otras fuentes de agua por la erosión, hay una disminución de la calidad del agua, por arrastre de cenizas provenientes de la quema o incendio. Los animales y aves, abejas, mariposas y otros insectos sufren la pérdida de su hábitat, de sus fuentes de alimento; se perjudican las cadenas tróficas o alimentarias y, por lo tanto, los riesgos de supervivencia aumentan. Ocurre la liberación a la atmósfera de minerales, partículas y gases, como el dióxido de carbono (CO2), con efectos sobre el calentamiento global. Además están las pérdidas económicas y materiales. Se afecta el suelo, peor si es productivo; la madera y sus derivados, los cultivos, las fuentes de alimento (pastos y pastizales) y agua para las aves y animales, por las cenizas y residuos que una vez quemados terminan en los cursos de agua. Desde el punto de vista turístico, el ecosistema afectado pierde su atractivo y deja de ser un lugar de recreación y fuente de trabajo para los pobladores y negocios locales.

CONCLUSIÓN

Karl Graus, periodista y escritor austriaco, afirmó: “El progreso celebra victorias pirricas sobre la Naturaleza”. En nombre del progreso y del crecimiento económico se queman, deterioran y destruyen recursos naturales invalorables e irrecuperables que país alguno debería permitir”.

(*) Especialista en Comunicación Rural.

 

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