Producen vacuna congelada contra tristeza bovina

Después de parasitosis (interna y externa), tristeza es quizás la segunda enfermedad más difundida en la ganadería de países tropicales. Y es muy probable que así sea ya que precisamente los parásitos externos: garrapatas, tábanos, mosquitos, mosca de los cuernos, son los transmisores de tristeza.

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Con el nombre común de tristeza se designa a un complejo patológico de los bovinos producido por tres diferentes agentes: babesia bigémina, babesia bovis y anaplasma marginale. Cada uno de ellos produce sintomatologías diferentes.
Babesia bigémina se caracteriza por producir fiebre ligera (40.8 ºC), orina sanguinolenta, moderada anemia, dificultad respiratoria, caída y muerte del animal. No se observan síntomas nerviosos.
Anaplasma marginale produce orina achocolatada, tipo coca cola, fiebre alta (41.5 º C), anemia intensa, ictericia, muerte súbita. No se observan síntomas nerviosos.
Babesia bovis no produce alteración de la orina. La fiebre es muy alta (42º C o más). Los animales se bambolean, no pueden mantener el equilibrio, están muy nerviosos, agresivos. Se confunde con rabia y/o botulismo.

Desde hace casi 30 años existe en los países de ganadería de avanzada (Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Estados Unidos, Argentina), una vacuna capaz de proteger a los bovinos contra tristeza (Vacuna Babesiosis-Anaplasmosis). Sin embargo el grave inconveniente de este material biológico ha sido siempre su extremadamente corta vida útil: la fecha de vencimiento nunca excede los 15 días desde su fabricación. Esto se debe fundamentalmente a que la misma es una hemovacuna, es decir el adyuvante es sangre en estado natural, material muy difícil de manejar y mantenerlo inalterable.

A partir del año 1988 en la Estación Experimental Rafaela, Santa Fé, del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), de Argentina, se viene experimentando con una hemovacuna congelada en nitrógeno liquido. Las numerosas pruebas llevadas a cabo demostraron que la misma es similar en eficacia a la actualmente en uso o sea la refrigerada. Se hicieron estudios comparativos en cuanto a respuesta de niveles de anticuerpos y persistencia de los mismos, llegándose a la conclusión de que ambas confieren inmunidad de por vida, con una sola dosis, siempre y cuando los animales sean vacunados entre 4 a 12 meses de edad.
Para la producción de la vacuna, los técnicos del INTA han utilizado la tecnología descripta por investigadores de los centros experimentales CSIRO y KIMRON de Australia e Israel respectivamente. La sangre se mezcla en la proporción de 9 a 1 con citrato de sodio al 5 % como anticoagulante. A esta solución se le agrega igual volumen de solución salina tamponada que contiene 36.8 % de glicerol. El glicerol evita, durante el congelamiento, la desintegración de los glóbulos rojos portadores de babesias y anaplasmas. Luego de un periodo de estabilización por 10 minutos a 38ºC, se sumerge y almacena en nitrógeno líquido (-196º C), en criotubos de 5 ml. con tapa y aro de látex. Antes de utilizarla se descongela con un diluyente similar al del semen congelado en pastillas para llevarlo a un volumen final de 20 ml. (10 dosis).

Esta nueva tecnología que muy pronto estará en el mercado será de suma utilidad ya que de ahora en mas los problemas de distancias y tiempos ya no serán inconvenientes para vacunar la ternerada. Se podrá tener vacuna congelada en termos con nitrógeno liquido en centros estratégicos de distribución como Filadelfia, Concepción, Villarrica, Pilar, etc. y el productor podrá utilizarla en cualquier momento.
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