Preñez de la yegua

Dr. Ramón Pistilli La estación de reproducción y de monta natural de las yeguas se inicia a finales de la primavera, como respuesta al aumento de la duración del día, y termina en el otoño, cuando las horas de luz del día decrecen. Sin embargo, el inicio de la estación de monta puede anticiparse en dos meses mediante el aumento artificial de duración de la luz del día, prolongandola a más o menos 16 horas de luz.

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El tracto reproductivo de la yegua es suspendido en el abdomen por un fuerte tejido fibroso, el ligamento ancho por el cual corren venas y nervios que nutren e inervan a los órganos genitales.

Los ovarios contienen muchos huevos, cada uno de ellos es contenido en una pequeña vacuola, el fo-lículo de Graf o folículo primario. Todas las hembras adquieren sus folículos muy temprano en la vida fetal. Los huevos que se producen en estos folículos pueden ser fecundados desde muy temprano y hasta 25 ó 30 años si las yeguas son muy bien cuidadas.
Los tubos o trompas de Falopio son unos largos finos y contorneados cordones que conectan a los ovarios con los cuernos uterinos.

Las trompas de Falopio en contacto con los ovarios son grandemente dilatadas y altamente movibles, para así poder contraerse y juntarse a los ovarios y poder recibir a los óvulos.

Los tubos de Falopio en su interior están formados por células de las cuales nacen numerosas cilias. Estas cilias contienen una secreción que fluye a lo largo del tubo, por contracción rítmica de pequeños músculos situados en las paredes de los tubos, lo que hace que el óvulo progrese por dentro de la trompa y hacia el útero, al mismo tiempo que hace progresar y especializar los espermatozoides para fecundar a dicho óvulo en la ampolla de la trompa de Falopio.

El útero provee la casa para el desarrollo del feto y está formado por dos cuernos y un cuerpo. El endometrio está formado por un suave tejido, el cual hace posible la fijación y el desarrollo del feto en el inicio de la preñez, y facilita la transferencia de materiales nutrientes y gases entre la madre y el feto durante la preñez.

Ahora bien, es necesario recordar que la función del endometrio es estrictamente controlada por las hormonas.

La cervix es un músculo corto que conecta el útero con la vagina. En la mayoría de las veces y durante la preñez, el orificio cervical llamado también "hocico de tenca" está en contracción y deja sellado el útero del exterior.

Durante el estro, el orificio cervical se relaja completamente y permite el paso del semen dentro del útero en el acto de la cópula, o el catéter de la inseminación artificial.


DEPOSITO DE SEMEN
La cervix de la yegua es una lámina delgada que en el momento de la cópula se adapta al glande de la verga del padrillo como una ventosa y hace coincidir su orificio con el extremo del orificio de la verga, para que el padrillo pueda depositar el semen directamente en el útero de la yegua.

El ciclo estral normal de las yeguas es de 21 días de duración, siendo este compuesto de 16 días de diestro, o sea, el periodo en el cual ella no acepta al macho, y de 5 a 6 días de estro, periodo en el cual ella acepta ser montada. Así las cosas, cuando la yegua no queda preñada al final del estro, comienza un nuevo periodo de diestro y se suceden ciclos regulares.

Sin embargo, en la yegua, más que en otros animales, hay gran variación del tiempo del ciclo estral, motivo por el cual es muy difícil crear una rígida regla que denote un ciclo normal de uno anormal en términos de duración.


ENDOCRINOLOGIA
El ciclo estral completo es estrictamente controlado por la interacción de un número de hormonas sexuales. Las hormonas son sustancias específicas elaboradas y liberadas por órganos o tejidos especializados y luego transportados por vía sanguínea a los órganos sobre los que ejercen su acción; o sea que se producen en un órgano y tienen acción específica sobre otros órganos situados en otras zonas del cuerpo. Todo lo dicho nos hace pensar que las hormonas son mensajeras del cuerpo.

La pituitaria, situada en la base del cerebro, es la principal glándula de secreción endocrina del cuerpo y la encargada de elaborar numerosas hormonas, las cuales son liberadas dentro del torrente sanguíneo y estimulan a otras muchas glándulas endocrinas en distintas regiones del cuerpo.

Los órganos genitales -ovarios y útero en la yegua, y los testículos en el macho- son potentes órganos endocrinos, los cuales a su vez están bajo el control directo de la glándula pituitaria, y esta, a su vez es gobernada por el cerebro.

Durante el invierno, la glándula pituitaria se mantiene inactiva a las hormonas sexuales y los ovarios y el útero no son estimulados.

Pero con la llegada de la primavera, a lo largo de la luz del día y con la temperatura en aumento en su estado natural, más el aumento de la comida, ac-túan en conjunto sobre el S.N.C. y específicamente sobre el hipotálamo, el cual de inmediato segrega la GNRM, esta llega a la glándula pituitaria anterior a través de una red de capilares especializados. Esta hormona estimula a la adenohipófisis y permite de esta manera la elaboración y secreción de la F.S.H. (hormona folículo estimulante) y L.H. (hormona luteinizante).

Primero es liberada la F.S.H. que a través del torrente sanguíneo llega al ovario y estimula al fo-lículo primario para su posterior crecimiento y maduración. Lo normal es que un solo folículo sea estimulado y a veces hasta dos. Así, bajo la acción de la F.S.H., el folículo primario, que es microscópico, comienza a desarrollarse rápidamente hasta el momento de la ovulación, y puede llegar a medir hasta 6 centímetros de diámetro y está listo para ovular y ser palpado a través de la pared del recto.

De esta forma, al desarrollarse el folículo, en su interior el óvulo comienza a madurar y a sufrir una serie de transformaciones con dirección a la fertilización posterior por un espermatozoide capacitado.

El folículo agrandado por sí mismo es muy potente y, aunque temporario, las glándulas endocrinas y las células que se desarrollan hacen la pared del folículo, la cual a su vez segrega una hormona esteroide o estrógeno dentro del torrente sanguíneo. El aumento de este estrógeno en la sangre estimula al cerebro haciendo que el estro o celo aparezca y la yegua esté deseosa de estar con el padrillo, único periodo en el cual la yegua acepta ser montada.

Este estrógeno tiene también un pronunciado efecto sobre la reproductividad y la sangre alimenta al útero y vagina, aumentando su tonicidad y temperatura, la cervix se relaja y se dilata para permitir la entrada del semen al útero.

También la secreción mucosa aumenta en el útero y en el tubo de Falopio, cambios estos muy importantes y dirigidos al transporte de los espermatozoides por el útero y hacia la trompa de Falopio durante el servicio.
Otros síntomas del celo: en las manadas tienen un marcado deseo de tener compañía, y están constantemente incitando a otras yeguas, además de presentar síntomas de micciones frecuentes, en las que se nota a las yeguas colocarse en la posición característica de orinar, pero eliminando solo una pequeña cantidad de orina, además de abrir y cerrar la vulva, como lo hacen al finalizar de orinar, a más de presentar una descarga mucosa por la vagina.

Según el estro avanza, la concentración de estrógenos en el torrente sanguíneo actúa sobre la glándula pituitaria causando que cese la liberación de F.S.H., y así la pituitaria deja en libertad a otra hormona gonadotrófica, que es la L.H., hormona luteinizante, la que también juega un papel muy importante en la maduración del óvulo dentro del folículo, aunque su más importante función es inducir a la ovulación y dejar caer al óvulo maduro en la zona ensanchada del tubo de Falopio.

Aquí es importante mencionar que las yeguas jóvenes que entran en celo muy temprano en la primavera se mantienen en este estado por muchas semanas o sin ovulación.

Después de la ovulación, el colapso del folículo es llenado con sangre y se desarrollan unos grupos de células en capas que llenan el espacio por rápida proliferación y multiplicación, desarrollándose una estructura especializada, la cual segrega una hormona, la progesterona, que fijará el feto al endometrio y mantendrá parte de su posterior desarrollo.

Esta glándula de la que hablamos es el llamado cuerpo lúteo, de vida temporaria si no hay preñez. El cuerpo lúteo es de color rojo marrón y segrega gran cantidad de la segunda mayor hormona esteroide, la progesterona.

La progesterona aumenta en la sangre y la yegua pasa del estro al diestro, la cervix se contrae y numerosas pequeñas glándulas de secreción situadas en el endometrio cambian de estructura y función, lo que cambia al útero de un ambiente hostil en un ambiente como el de una cama de plumas, en cuyo epitelio el embrión es fijado a la pared y sigue su posterior desarrollo. En este momento, la progesterona actúa de vuelta sobre la adenohipófisis para no permitir así la elaboración y secreción de una nueva serie de F.S.H. y L.H.


EN CASO DE NO QUEDAR PREÑADA
Si la yegua no fue preñada, el cuerpo lúteo continúa funcionando con secreción de progesterona en grandes cantidades por 12 a 14 días y después comienza el retroceso rápidamente, pues el nivel de progesterona en la sangre comienza a caer y la inhibición de esta sobre la adenohipófisis es nula, lo que permite la nueva elaboración de F.S.H. y L.H. por la pituitaria, y otro folículo comienza su desarrollo para un nuevo periodo.

Ahora bien, la clave de la regulación del ciclo completo depende de la secreción de la progesterona del cuerpo lúteo, esta a su vez inhibe a la pituitaria, evitando así la elaboración de F.S.H. y L.H.

La vida del cuerpo lúteo es limitada si un ciclo sigue a otro, lo que determina el tiempo de vida del cuerpo lúteo. Hay un aspecto desconocido por el cual las células del cuerpo lúteo mueren después de haber sido activadas por un periodo de tiempo.


Hace mucho tiempo, en el año 1908, el gran biólogo Loeb demostró que el cuerpo lúteo no tiene vida continua. Luego, en el año 1960, los doctores L.E. Rowson, R.M. Moor y C. Polge experimentaron en animales, y demostraron que el útero es el que controla la vida del cuerpo lúteo. Ellos definieron que el endometrio está bajo la influencia de la progesterona con un cierto tiempo, así el endometrio se convierte en una glándula endocrina en su propio derecho y comienza a elaborar y segregar otra hormona conocida como lúteo lisina (lúteo destructor).

La lúteo lisina pasa directamente del útero al ovario y en forma efectiva y dramática mata al cuerpo lúteo. El útero desarrollará lúteo lisina recién después de estar bajo el dominio de la progesterona por muchos días. Un grupo de científicos ha demostrado que la lúteo lisina desarrollada por el endometrio de los mamíferos es la prostaglandina F2A (P6F2A). Prostaglandina es el nombre genérico dado el rango completo de la sustancia muy similar que es producida por muchos tejidos del cuerpo. La P6F2A es solo un miembro de este rango y al aparecer permite la vuelta al diestro.

Ahora bien, una vez liberado el óvulo maduro, este en la yegua tiene solo 6 horas de vida. Si es fertilizado, el cuerpo lúteo del ovario produce progesterona por 150 días. Pero entre 40 y 130 días aparece otra figura dramática en la preñez y es una gonadotropina (gonadoestimulante) presente en la sangre de la yegua. Esta hormona es conocida como pregnant mare serum gonadotrophin.

Hemos dicho que el óvulo de la yegua tiene una duración de 6 horas, es decir, que en todo ese lapso puede ocurrir la fecundación. También hemos dicho que el cuerpo lúteo del ovario segrega progesterona hasta 150 días y después esta es producida por la placenta.

Más tarde, los ovarios inactivos y pequeños no tienen ninguna acción en la última etapa de la preñez.

Así las cosas, el óvulo debe ser fecundado dentro de las 6 horas que este tiene vida y, al ser fecundado, corre a través de las trompas de Falopio. Luego, el embrión va desarrollándose en sus distintas etapas; así, a los 6 días llega al útero para su posterior anidación y entonces, a los días la yegua ya comienza a mostrar sus signos de preñez.

Aquí comienza la reacción del epitelio endométrico con la elaboración de la P.M.S.G. El epitelio endométrico está formado por estructuras parecidas a pequeñas úlceras que se desarrollan en el endometrio de los cuernos de preñez del útero para cubrir alrededor del saco del desarrollo fetal. Estas estructuras son visibles en el endometrio a los 38 días de preñez y desaparecen de nuevo a los 150 días.

En otro tiempo se creía que no había estructuras que unen al endometrio con la cubierta fetal, lo cual es totalmente contrario a lo descrito.

Así las cosas, la capa del endometrio está formada por células que son originadas en las membranas fetales y por eso debemos observar sobre la capa endométrica cómo la estructura fetal va desarrollándose dentro del tejido maternal. Lo antes mencionado se observa entre los 25 y 36 días de preñez, y una pequeña y discreta área de la membrana fetal especializada comienza a crecer rápidamente en forma de circunferencia alrededor del saco esférico fetal a los 36 días. A continuación, y a los 77 días, esta banda completa de la capa fetal se separa del saco fetal y las células rápidamente invaden el endometrio maternal, del cual son adyacentes.

Una vez dentro del endometrio, las células fetales se agrandan enormemente y otras estructuras cambian. Ellas se juntan para formar la capa endometrial y comienzan a elaborar y secretar grandes cantidades de P.M.S.G. en el torrente sanguíneo.

La capa endométrica tiene relativamente una corta vida, se extiende y es destruida casi siempre a los 130 días de la preñez, aunque en este corto periodo de vida produce suficiente cantidad de P.M.S.G. para así estimular a la ovulación secundaria en el ovario y permitir así la elaboración de más progesterona; las células trofoblásticas están fuertemente adheridas a los 50 días de la gestación.

Una vez en el útero, el embrión, el cual llega a los 6 días, se desarrolla rápidamente y anda suelto para posteriormente prenderse al endometrio aproximadamente a los 50 días.

El primer cuerpo lúteo de la yegua retrocede a los 28 días de la preñez, lo que nos da la pauta de la disminución del nivel de progesterona.

Dentro de todo este proceso biológico existe una tolerancia de la madre al desarrollo del feto, pues todos sabemos que la mitad de la constitución de cualquier feto deriva del padre, lo que significa que esa mitad es extraña en el lugar donde el feto es desarrollado y, de acuerdo a nuestros conocimientos, esa mitad del padre puede ser aceptada o rechazada inmunológicamente por el organismo.

Hasta ahora no hay respuesta en la biología reproductiva por la cual la madre reacciona en contra del componente material extraño del feto desarrollado en el útero. La teoría más aceptada es que las células trofoblásticas que están en contacto directo con el endometrio materno son cubiertas con una capa de materia mucosa, la cual enmascara a las células, la madre no reconoce que son diferentes a las de ella, y por eso no las rechaza al comienzo, y es recién a los 60 días de gestación que la yegua reconoce que tiene un órgano extraño en su vientre y ya no lo puede rechazar.
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