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Es reconocido que la presencia de áreas verdes cubiertas predominantemente por árboles dentro de polos urbanos es uno de los indicadores directos de la calidad de vida de sus ciudadanos.
Para poder disfrutar a plenitud de los beneficios que nos brindan estos vegetales, debemos propiciar la presencia de los mismos en nuestras ciudades, plantándolos, favoreciendo su regeneración y, por sobre todo, manejándolos correctamente.
Como habitantes de la ciudad no solemos reconocer nuestro protagonismo significativo para poder acrecentar y mejorar el arbolado de nuestro entorno.
Por lo general, estamos acostumbrados a admitir su importancia cuando notamos la carencia de algún beneficio que ellos nos pueden prodigar y, a la vez, también estamos habituados a no responsabilizarnos de los malos tratos que reciben, en especial aquellos que ya se encuentran adornando nuestras ciudades.
EL PROBLEMA
Es común atribuir los problemas exclusivamente a las compañías de suministro de servicios públicos, como la ANDE y Copaco, de aplicar malos tratos a nuestros árboles; sin embargo, debemos reconocer que también tenemos que asumir en parte esa responsabilidad, porque no hemos seleccionado adecuadamente la especie y, por sobre todo, no la hemos cuidado oportuna y correctamente mediante el manejo.
Es importante conocer que existe una especie de árbol adecuada para cada lugar, esto en cuanto al espacio físico aéreo y subterráneo. También, cada una posee características peculiares que mediante la correcta selección podríamos satisfacer nuestras necesidades particulares, las de los demás y, por sobre todo, el bienestar de estos provechosos seres vivos. En combinación a todo lo anterior, es importante destacar que cada una de las especies de árboles requieren una atención o manejo diferente, que incluye la práctica oportuna y racional de un conjunto de intervenciones, así como también el empleo de los métodos y medios más adecuados a la especificidad de estas operaciones.
La poda es una de las intervenciones de manejo más comunes del arbolado urbano, consiste en eliminar ramas o parte de ellas con un objetivo establecido. Desde el punto de vista técnico, existen diferentes tipos de poda diferenciadas por la finalidad, método de ejecución, herramientas y equipos que se emplean en este menester.
PODA DE FORMACIÓN
La poda de formación es y debe ser indefectiblemente el tipo que debe ser aplicado a los árboles urbanos en mayor escala y desde edades tempranas.
Este tipo consiste en la eliminación sistemática de parte de las ramas de una copa, dándole forma deseada y en atención a la arquitectura natural de cada especie arbórea.
El principio es muy parecido al trabajo que realiza un peluquero, quien va cortando el cabello desde afuera, controlando su largo y dando forma al peinado. De esta manera, la copa va adquiriendo la apariencia deseada.
En este tipo de intervención debe evitarse cortar ramas en el punto de unión con el tallo, que es por lo general el causante de la desarticulación definitiva de la conformación innata de la copa y, además, se crean heridas importantes, que de acuerdo al diámetro de la misma pueden posteriormente causar roturas y, más tarde, daños al tallo y raíces que terminan permitiendo la caída del árbol por efecto del viento.
La poda de formación ayuda a regular la expansión de la altura del árbol, permite moldear su forma, ayuda a aumentar la expansión lateral y cobertura del follaje y, por ende, la eficiencia en prodigar sombra. Al cortar extremos finos de las ramas, se incentiva a activar yemas foliares y florales, acrecentando la generación de hojas, flores y frutos. Su aplicación temprana ayuda a mantener la posibilidad de alcance permanente por parte de los operarios que ejecutan la poda.
PODA SANITARIA
La poda sanitaria busca eliminar ramas o parte de ellas que se encuentran muertas o presentan síntomas de enfermedades, tratando de aislar la parte sana de la copa.
Su importancia radica en que se eliminan ramas que disminuyen la vitalidad del árbol.
La práctica de la poda sanitaria no atiende los métodos de la poda de formación. Sin embargo, es indispensable practicarla en el momento oportuno y con los métodos adecuados. Al aplicar esta intervención se alienta a aumentar la renovación del árbol, se prolonga su vida y la seguridad de los beneficiarios.
Uno de los factores que también influye para que se dé la muerte de las ramas en algunos árboles es la presión que pueden ejercer sobre la misma otros árboles que están en su entorno y que no le dan la posibilidad al árbol más pequeño de que sus ramas bajas reciban la luz del sol para realizar la fotosíntesis.
PODA PARA ALIVIANAR
Dentro de los sistemas de poda de los árboles está la forma en la que se realizará el trabajo, que, sin duda, representa uno de los puntos más importantes, ya que de esto dependerá el éxito de la operación.
Una de las formas para evitar que las plantas sufran alguna rajadura de las ramas en el momento del corte es realizando lo que se llama la “poda para alivianar”. Este método se lleva a cabo cortando en el medio aquellas ramas gruesas y, luego, en el borde (ver gráfico), así no habrá posibilidad de que las ramas gruesas puedan romperse por su peso en la unión con el tronco.
HERRAMIENTAS
De acuerdo al tipo de poda, edad, altura, tamaño de las ramas a eliminar e intensidad deben emplearse métodos y técnicas adecuados para atender lo siguiente:
En primer lugar, aspectos relacionados a la seguridad del operador o ejecutor de la poda; en este caso, el uso de equipos de protección personal, además de conocimientos referentes a las líneas de distribución de energía eléctrica es obligatorio.
Los equipamientos accesorios son: escaleras, cinturones de seguridad o arnés, sogas, ganchos, poleas y malacates.
En segundo lugar, el cumplimiento cabal del objetivo de la poda en relación con el árbol, en la que se deben combinar métodos y técnicas que permitan retirar las ramas sin dañarlo.
Entre las herramientas pueden citarse: tijeras de mano y de mango largo, serruchos curvos y sierras de arco. Estas herramientas de corte deben ser empleadas combinando distintos tipos de corte.
NO UTILIZAR
Deben evitarse en lo posible el uso de machetes, hachas y motosierras, que constituyen herramientas que son empleadas cuando la poda no fue realizada en el período acertado. Estas producen desgarros en la corteza, madera y, además, son muy riesgosas en su manejo dentro de estas operaciones.
RESGUARDAR BIENES MATERIALES
Al realizar la poda deben resguardarse todos los bienes materiales, como edificios, vehículos, líneas de suministro de electricidad o teléfono, entre otros.
No esperemos tener buenos resultados si no trabajamos adecuada y oportunamente. Para tener buenos árboles en la ciudad y alcanzar sus beneficios, debemos seleccionarlos y manejarlos correctamente.
SELECCIÓN DE ESPECIES A PLANTAR
En la selección de las especies a plantar es importante priorizar árboles de nuestra flora nativa, que nos ofrecen una amplia gama de especies con diversas características y valores. Estas están adaptadas a nuestro medio y, por sobre todo, constituyen uno de los patrimonios más valiosos de nuestra nación.
En el caso del manejo, y ante cualquier duda, es importante acudir a profesionales entendidos en el tema que puedan salvar con criterios técnicos las situaciones de esta índole, que por lo general se acostumbra a encarar mediante conocimientos empíricos que arrojan resultados poco satisfactorios.
(*) Técnico docente del departamento de Silvicultura y Ordenación Forestal - carrera de Ingeniería Forestal (FCA-UNA).