Mecanización de la agricultura familiar - Ing. Agr. Msc. José A. Salinas Daiub (*)

Para el avance del sector productivo es necesario buscar mejores y mayores rendimientos, además de la optimización de las labores del campo. En tal sentido, resulta prioritario la instalación de tecnología; esto se traduce en el uso de equipos específicos para cada labor y manejos culturales conservacionistas.

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“Hace aproximadamente un año había llegado a Pilar, un profesional del área metalúrgica desde la Argentina, se trataba del Sr. Gustavo Jensen, quien estaba especializado en la fabricación de implementos y maquinarias agrícolas, para apoyar y potenciar la agricultura familiar. En el sur estamos identificados por la gran cantidad de productores minifundiarios (aquellos que tienen 1 a 2 ha de cultivos), por lo que acompañamos, desde el principio, el proyecto de tecnificación de la mano de obra, pues estamos convencidos de que, apostando a una mecanización racional y acorde a las realidades del departamento, podemos lograr resultados cualitativos y cuantitativos en el área de la producción agrícola y pecuaria”.

PRÁCTICAS CULTURALES

Al disponer de superficies minifundiarias, lo que corresponde es aplicar técnicas acordes a las mismas, como ser: uso de maquinarias e implementos que no ejerzan presión sobre los suelos y que eviten la compactación de los mismos. Los terrenos compactados, con el correr del tiempo, se convierten en un problema llamado “pie de arado”, que no es otra cosa que un endurecimiento del suelo entre 20 y 30 cm, y que no permite el crecimiento radicular de las especies. A su vez, esto propicia un sinnúmero de problemas, como el achaparramiento de las plantas, bajo poder de absorción de nutrientes y humedad, y por, sobre todo, bajos rendimientos.

OBJETIVO DE LA MECANIZACIÓN A PEQUEÑA ESCALA

Básicamente, la idea es adecuar y adaptar a la realidad del productor minifundiario y que trabaja a pequeña escala, los implementos y maquinarias que no provoquen los problemas mencionados. Equipamientos, como plantadoras de mandioca, pequeñas rastras y arados acoplados a pequeños tractores de no más de 30 o 40 hp, representan alternativas de alta utilidad. En la mayoría de los casos, se realizan laboreos de suelos con tractores de 140 a 160 hp, y rastrones de gran peso y estructura. Lo ideal es trabajar las 0,5 a 1 ha con maquinarias e implementos pequeños, pero efectivos. Por ejemplo, con una plantadora de mandioca se puede instalar 2 a 3 ha en un solo día; con el sistema tradicional, quizás, lleve una semana y mucha mano de obra, que en el campo hoy en día es difícil conseguir.

Otra alternativa sumamente interesante que surge es que la mayoría de los productores tienen y se dedican a la cría de animales en pequeña escala (10, 15 a 20 cabezas), con la cría y producción de desmamantes; esto conlleva a que, necesariamente, tengan que instalar piquetes de pastos mejorados que no pasan de 1 a 2 ha. Al disponer de pequeñas sembradoras acopladas a tractores de baja potencia, también tendrían la oportunidad de ir creciendo en la provisión de forrajes mejorados para sus hatos animales.

MANO DE OBRA PARA ÑEEMBUCÚ

Actualmente, gracias a la instalación de industrias dedicadas a la fabricación de implementos e incorporación tecnológica, como lo realizó Gustavo Jensen, se hace posible que la mano de obra joven de Pilar tenga acceso a un trabajo digno, que apoya firmemente la producción del campo con equipos conservacionistas y adecuados para esta zona del país. De acuerdo a las experiencias de los productores, ya están trabajando los primeros equipamientos solicitados, lo cual favorece la sostenibilidad de los establecimientos productivos. “El camino es promisorio y lo fundamental es que se está dando trabajo a la gente joven, arraigándolas a sus comarcas”.

(*) Técnico asesor y especialista en desarrollo rural.

 

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