El mango es una planta muy abundante en nuestro medio, tanto en las variedades tradicionales -de fruto pequeño y fibroso- como las introducidas por medio de injerto, cuyos frutos son más grandes y de un sabor menos agresivo. La planta puede alcanzar alturas de más de 13 metros; y su tronco, diámetros superiores a 2 metros. El 80% de los mangos comercializados en el mundo son de procedencia india, donde alcanzaron un buen desarrollo industrial.

En Africa, se comercializa en diferentes formas: frescos, en salsas o conservas. Se usa tanto el fruto verde como maduro. En Colombia, las frutas que están prontas a madurar, es decir, aún verdes, son usadas con sal para acompañar bebidas, como la caña blanca o ron.
La plantación se realiza a partir de plantas injertadas, para ganar en calidad y precocidad de producción. En el Instituto Agronómico Nacional (IAN), de Caacupé, se pueden adquirir plantas injertadas y sanitadas de primera calidad.

De las hojas del mango combinadas con ka’a he’ê, se obtiene un té indicado por varios estudios para controlar la presión arterial. Para este fin, las hojas deben estar semisecas. En las hojas se encontraron taninos denominados antocianidinas, también útiles para algunos problemas de cuadros diabéticos.

La corteza del mango es también usada para componer fármacos especiales. Del jugo de las ramas, se obtienen principios activos antidiarreicos. Las semillas secas, o tostadas y molidas, son usadas como antiparasitarios.
El fruto puede ser usado en forma fresca o seca, como postre o en ensaladas. También se emplea en la preparación de salsas agridulces, mermeladas y helados. Las hojas secas y los frutos del mango, también secos y molidos, pueden ser utilizados en la alimentación animal, sobre todo como forraje para vacunos.

Nutricionalmente podemos ver el alto contenido en pro- vitamina A, seguido de vitamina C, Tiamina, Niacina y Riboflavina. Se puede apreciar buena cantidad de minerales como Calcio, Hierro y Fósforo. La instalación de una industria de jugos y dulces de mango permite no sólo la elaboración de estos productos, sino que también los restos industriales pueden ser bien aprovechados en la alimentación animal.


Consuma lo que el Paraguay produce. Produzca lo que
el Paraguay y el mundo necesitan. Recuerde:
“El Paraguay puede”.