Manejo del suelo en el chaco

Ing. Miguel Alonso La disponibilidad de recursos en el territorio de la llanura chaqueña es muy rica y de alta variabilidad, lo que ha generado, en diversos momentos, ingresos importantes basados principalmente en la explotación forestal y agropecuaria, fundamentalmente el cultivo del algodón. Actualmente, puede aplicarse el mismo análisis al cultivo de la soja. Sin embargo, para que todo esto siga así, es importante saber manejar el suelo.

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Estas dos formas de uso de los recursos naturales (agropecuaria y forestal) tienen una constante que es la extracción permanente tanto de la cubierta arbórea como de los nutrientes del suelo.
Estos modos de uso, en muchos casos, nos ponen de cara a problemas tales como suelos degradados y de bajo rendimiento, bosques deteriorados, anegamientos, erosión; y lo esencial, una permanente sangría de la población rural que emigra hacia centros urbanos, cargada de conocimientos ancestrales que no son operativos en el medio urbano-marginal y de expectativas que -en general- son insatisfechas.
La degradación de suelos se manifiesta con los procesos de agotamiento o pérdida de fertilidad, erosión, salinización, solidificación y anegamiento. Un porcentaje importante de la superficie de la llanura chaqueña está afectada por erosión hídrica. El comienzo fue la expansión de la agricultura, procedimiento que elimina el bosque nativo y su rol protector.

DESTRUCCION DEL SUELO
Los suelos, con manejos desacertados, comienzan a erosionarse a veces en forma laminar y otras de manera más violenta, con cárcavas. Muchas veces los desmontes se realizan en suelos sin aptitud para el uso agrícola y terminan degradados, el recurso forestal eliminado y el productor en quiebra.
La explotación forestal que fue abriendo la masa boscosa, asociada al sobrepastoreo va desprotegiendo el suelo exponiéndolo a la acción del agua y el viento, factores detonantes del proceso erosivo.




La agricultura, fundamentalmente el monocultivo, por la ausencia de rotaciones; el uso de maquinaria inapropiada, el exceso de labores culturales producen agotamiento de los suelos que se traducen en pérdida de fertilidad, compactación, alteración de las propiedades biológicas, menores rindes, entre otros puntos que podemos citar.
La salinización y la solidificación están asociadas a la modalidad de las actividades productivas citadas. Los anegamientos, que si bien parecen una consecuencia lógica de periodos húmedos en la planicie chaqueña, son potenciados ante la respuesta de construcción de canales de desagüe que transportan el problema aguas abajo, aguas que no infiltran porque los suelos están compactados por las razones expuestas anteriormente. Esta problemática se manifiesta más drásticamente en las regiones de la llanura chaqueña donde hay mayor número de agricultores.

SE DEBEN CORREGIR
PRACTICAS DE LABOREO
Los agricultores de escasos recursos económicos en muchos casos se dedican a la producción del algodón y complementan sus actividades con maíz, mandioca, batata, zapallo, generalmente para autoconsumo y para renta.
Estos agricultores que trabajan a "tracción sangre" tienen incorporadas prácticas de laboreo de la tierra que muestran algunos desajustes con las características propias del suelo y del clima. Es común ver el uso de arados de reja y vertedera, aradas profundas, desmenuzamiento exagerado de los agregados del suelo (para refinar la cama de siembra), varias pasadas de arado y rastras, eliminación de rastrojos con quemas, que tienen como consecuencia la destrucción de agregados y poros del suelo y de la biota natural, la exagerada exposición del suelo desprotegido al sol, aire y lluvia hasta el crecimiento del cultivo (mayoritariamente de escarda).

DIVERSIFICAR LA FINCA
La ausencia de rotaciones en los cultivos con leguminosas o con otras actividades productivas (ganadería), así como la realización de barbechos muy cortos y la escasa implantación de plantas de cobertura (abonos verdes) y cultivos de cobertura no brindan la oportunidad de reponer nutrientes y contribuir al mejoramiento de las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo, tanto como a la protección del suelo.
A partir de estos esquemas productivos dominantes, la materia orgánica de los suelos se pierde, ya sea por la exportación de nutrientes en cada cosecha como por la oxidación violenta producida por las labranzas.

COMPACTACION DE LOS SUELOS
Naturalmente, estos suelos, hoy chacras agrícolas, en el pasado con tenores de materia orgánica entre 3 y 5%, hoy en la mayoría de los casos apenas superan el 1%. El 1% de materia orgánica en los primeros 20 centímetros del suelo significa 11.500 kg/ha carbono, 1.100 kg/ha de nitrógeno, 110 kg/ha de fósforo y 90 kg/ha de azufre.
Las propiedades físicas, tales como la arquitectura del suelo (agregados), se destruye y con ello la porosidad (aproximadamente el 50% del volumen) disminuye y de esta manera la infiltración del agua en el suelo se ve limitada, lo que redunda en aumento de la escorrentía que magnifica los procesos de anegamientos (se afectan zonas que antes no se inundaban).
El 1% de porosidad en las primeros 20 centímetros del suelo, significa 10.000 Lts/ha de espacio vacío, potencial almacén de agua de lluvia y/o espacios para penetración de raíces y circulación de aire.
El aumento de la velocidad de escurrimiento asociado a suelos desnudos eclosiona en erosión hídrica, es decir, que el agua comienza a arrastrar partículas de suelo, especialmente las de la capa arable y de mayor concentración de materia orgánica y nutrientes. En zonas de llanura, como es el caso de la chaqueña, el proceso erosivo es difícil de advertir, ya que se manifiesta en forma laminar.
Es común detectar en los campos que faltan entre 5 y 10 centímetros de suelo superficial sin que el agricultor lo haya advertido. Esta situación limita el crecimiento radicular de los cultivos, ya que el espesor de la capa arable media es de 15 a 18 centímetros.
En los suelos desnudos y desprotegidos de la insolación y acción del viento, las sales del subsuelo son transportadas a la superficie cuando el agua del suelo se evapora y se concentran en zona de raíces, inhibiendo su crecimiento. Se suele manifestar en forma de manchones blancos, donde es escaso a nulo el desarrollo de plantas. Cuando estos manchones cubren más del 40% de la chacra ya se hace imposible su producción.


Propuesta de manejo y conservación de suelos

La salud y estabilidad de las tierras en distintos sistemas productivos no tienen relación directa con el tamaño de los campos, ni con la disponibilidad de recursos físicos o financieros. La pérdida de fertilidad, caída de rendimientos, aumento de la erosión u otros problemas se producen en grandes predios donde se trabaja en forma mecanizada tanto como en pequeñas superficies donde se utiliza la tracción a sangre.
La agricultura moderna no constituye una garantía de conservación de suelos y de otros recursos naturales. El factor principal es la habilidad del productor que todos los días decide cómo trabajar la tierra.

PLANIFICACION
La planificación del uso del suelo debe ser el primer paso racional y coherente del productor, y para ello es imprescindible la caracterización de la tierra en base a sus aptitudes y capacidades. Además de conocer sus atributos físicos, químicos y biológicos, es necesario tomar en cuenta los riesgos asociados con cada tipo de suelo y el uso al que será destinado. La susceptibilidad a la erosión, anegamiento, compactación, etc., derivada de sus características condicionará el manejo futuro.
Se propone una serie de técnicas de bajo impacto negativo para la utilización del suelo, accesibles a pequeños productores que carecen de capital financiero y están condicionados por muchas dificultades para obtener, en tiempo y forma, créditos bancarios.
Lo que se pretende es exponer conceptualmente la viabilidad de las técnicas, en el doble papel de mejorar la aptitud productiva del suelo (objetivo económico), y evitar o minimizar daños ambientales, que tarde o temprano se convierten en daños sociales.
En este planteo no se consideran como alternativas la utilización de fertilizantes, de biocida o el riego, en razón de que se procura promover el uso de métodos conservacionistas ambientalmente sustentables, diferenciándolos de las tecnologías duras, basadas en el empleo intensivo de agroquímicos, de equipos de labranza pesados y de otras formas de extracción masiva o predatoria de los recursos naturales.
La cobertura del suelo derivada del manejo apropiado de los rastrojos reduce las pérdidas por erosión (causadas por la fuerte escorrentía), evaporación y, a la vez, mejora la infiltración del agua en el suelo.

COBERTURA
La cobertura eficaz de la superficie del suelo es un factor clave y condición necesaria para preservar la estabilidad de su estructura y mantener una alta tasa de infiltración del agua aportada por las lluvias. Por otra parte, esa cobertura también tiene resultados excelentes en el control de malezas, porque inhibe el crecimiento de las mismas.
Una de las mejores opciones técnicas disponibles es el denominado barbecho limpio bajo cubierta de rastrojos, en razón de que los residuos de cosecha, que pueden alcanzar 5.500 kg/ha en el caso del algodón, y hasta 8.800 kg/ha para el maíz (LIGIER, 2.000), permanecen sobre la superficie del suelo como sustrato de protección ambiental.
Esta cobertura de rastrojos incrementa la homeóstasis del suelo porque disminuye la energía del impacto de la lluvia, atenúa la velocidad del escurrimiento y reduce el intercambio de energía radiante aire-suelo, regulando hasta en 8° C la temperatura en los primeros 10 centímetros del perfil (Panigatti et al., 1983). De esta manera, hay menor pérdida de agua por evaporación y disminuye la erodabilidad del horizonte superficial.

NO AL FUEGO
Como medida de protección adicional, es importante evitar el uso del fuego como práctica para la eliminación de los residuos de cosecha; que, además, impacta negativamente sobre la fauna del suelo y acelera la pérdida de nutrientes volátiles, en especial el nitrógeno.
El mejoramiento de las propiedades físicas del suelo, derivado de la transformación de los residuos orgánicos, por ejemplo: mayor volumen de poros y mejor estabilidad de sus agregados, disminuye los riesgos de compactación superficial (encostramiento o suelo planchado), o la formación de capas compactadas en el interior del suelo (piso de arado).
Los residuos pueden ser manejados, cortados o desmenuzados, dejándolos sobre la superficie del suelo.

ROTACIONES
Las rotaciones en la agricultura pueden jugar un rol interesante en el diseño de sistemas de producción sostenibles. Las leguminosas incorporan biológicamente hasta 60 kilogramos de nitrógeno/ha, las rotaciones de cultivos pueden incrementar rendimientos hasta un 40%, la inclusión de animales dentro del sistema, por la diversidad resultante mejora el reciclaje de nutrientes.
Al laboreo conservacionista, por incrementar la rugosidad de la superficie del suelo, suele considerárselo desprolijo. No obstante, el microrrelieve inducido produce una sustancial mejora en la captación del agua pluvial y la disminución del escurrimiento superficial.
Limitar el número de labranzas y labores culturales, evita un mayor deterioro del suelo por pérdida de agregación y formación de capas compactas.

LABRANZA
La labranza es un factor determinante en la preservación de la estructura y poros del suelo, así como de la materia orgánica. Esta interviene directamente en el manejo de déficit o excesos hídricos a través del control del escurrimiento, la infiltración y evaporación. La labranza mínima influye lógicamente en los costos de preparación del suelo disminuyéndolos. La labranza siguiendo curvas de nivel reduce las pérdidas de suelo causadas por la erosión. La labranza cero reduce o elimina la erosión del suelo por la cobertura, disminuye la temperatura en el suelo, reduce la evaporación y produce incrementos en la materia orgánica. Es una alternativa en la conservación, ya que no hay remoción de suelos. En la incorporación de este método de producción, no deben descuidarse los cultivos antecesores, ya que es imprescindible la acumulación de rastrojos en superficie para no dejar el suelo descubierto y evitar la degradación e invasión de malezas.
Cuando las tierras tienen pendientes, aunque sean cortas, es conveniente la siembra de cultivos en contorno, siguiendo curvas de nivel, o en fajas (para pendientes menores a 1%) de 4 m de ancho de cultivo protector y de 50 m del cultivo principal.


Material de Apoyo: Laboratorios de suelos de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Asunción.
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