ka’a he’ê o stevia

El ka’a he’ê o stevia amplió su mercado desde que es considerada una planta que no sólo sirve como producto edulcorante, sino que también tiene una gama amplia en el uso agropecuario, debido a que en forma de jarabe fermentado controla muchos microorganismos dañinos de plantas y animales. Su uso favorece el dulzor de los frutos, y controla algunos factores que mejoran la digestibilidad de los alimentos.

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Si bien en el mundo existen más de 200 especies del género stevia, tenemos que resaltar que unas 14 se encuentran a punto de extinguirse. De estas, más de 5 están en estado crítico y sólo 2 de ellas con algo de sabor dulce; la que más resalta es la Stevia Rebaudiana Bertoni, la cual sigue siendo motivo de estudio, mejorada por el Instituto Agronómico Nacional, en el cual se está trabajando por una nueva variedad de mayor rendimiento por hectárea, mejor comportamiento ante las enfermedades y más alto porcentaje de cristales edulcorantes. La misma estará disponible a finales de este año.

En la actualidad, el ka’a he’ê es trabajado solamente desde el punto de vista de sus propiedades edulcorantes y medicinales para el uso humano, sin tener en cuenta los resultados de los trabajos realizados en el Paraguay y Japón sobre el uso de esta planta en el medio agropecuario. Esto último abre una gran puerta a la comercialización, la cual, en algunos momentos, se estanca por ser considerada solamente por su rendimiento de cristales edulcorantes.

Las técnicas de obtención de los cristales han ido evolucionando paulatinamente, de acuerdo a las exigencias del mercado. Al principio se utilizaban sustancias solventes, las cuales causaban algunas desventajas en el producto final, pero actualmente, en la industria se obtienen productos de alta calidad mediante el ultrafiltrado, el cual no deja residuos que pudieran perjudicar al producto final. Con esta técnica se obtiene un material altamente competitivo, 400 veces más dulce que el azúcar de caña.
Este proceso industrial, como todos lo que se utilizan en la industria del ka’a he’ê, deja residuos que pueden ser utilizados en el campo agropecuario.

El uso integral de ka’a he’ê en nuestro país se ve facilitado, porque para la obtención de productos útiles para plantas y animales no son necesarios equipos muy costosos, sino sólo contar con un buen sistema de secado y una planta procesadora de jarabe, la cual consiste en un simple recipiente donde se pueda hervir la mata integral de la planta hasta obtener un jarabe de consistencia mediana, el que puede ser utilizado en forma fresca o fermentada para obtener grandes beneficios dentro de la producción agrícola y ganadera.

Una vez secada la planta se la puede usar en forma integral, como harina, para emplearla en el alimento balanceado de los animales o destinada a la fertilización o tratamiento terapéutico de las plantas.

El jarabe fermentado controla bien una amplia gama de microorganismos, entre ellos el E. coli, o algunas especies de salmonella, con lo cual se logran efectos beneficiosos para los animales, aumentando la eficiencia digestiva de varios nutrientes. Algunos trabajos realizados en Japón demuestran que esta planta puede ser utilizada para aumentar la resistencia a ciertas plagas y enfermedades, y adquirir una mayor resistencia en la época de las heladas.

Todos estos usos de ka’a he’ê indican que ha llegado el momento de hacer una tipificación del cultivo, de tal manera a obtener hojas de primera calidad, las cuales tienen un precio que está cerca de un dólar por kilo. Las de segunda calidad y las ramas pueden ser destinadas a la fabricación de productos agropecuarios, ya sea en jarabes específicos para tal fin o en harinas integrales para el suelo, y ganado en general.


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Fotos: MATKEI
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