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Es notable el potencial que tiene el Ka’a he’ê en el país: solo en Amambay podría lograrse hasta cuatro cosechas muy rentables; no obstante, es increíble cómo no avanza este rubro. El primer inconveniente por el que atraviesa el productor es el precio. De establecerse un valor fijo por kilogramo de materia prima, varios productores correrían detrás del rubro. “Si hablamos de precios y variedades mejoradas, existen empresas que pagan hasta G. 15.000/kg. Con materiales mejorados, los rendimientos rondan los 4000 y 5000 kg/ha. Para nuestros agricultores, sería mucho dinero ese ingreso”.
BÚSQUEDA DE NUEVOS MATERIALES
La variedad nativa de ka’a he’ê tiene un costo de G. 6000/kg y, desde el IPTA, los técnicos están en busca de nuevos materiales mejorados para producir mejor. Actualmente, la institución sigue contando con el eirete y katupyry; sin embargo, sería fundamental agregar más.
RECOMENDACIÓN
“Antes de cultivar, el productor debe saber dónde vender. Nosotros le ayudamos en ese sentido. Hay 11 o 12 empresas que pueden acopiar e, incluso, algunas proveen los plantines de su variedad. Hay productores interesados en el Ka’a he’ê, pero están distantes de los centros de acopio, por lo que en ese caso no se recomienda cultivar, porque no va a funcionar”.
Por otra parte, independientemente del cultivo que se produzca, la tecnología deberá estar presente indefectiblemente para alcanzar los rendimientos esperados. Ningún cultivo puede desarrollarse sin tecnología.
OPCIÓN DE RENTA
Para que el rubro realmentefuncione, los comités de productores podrían apostar al procesamiento primario y no solo entregar las hojas secas como materia prima, porque la ganancia es menor. Generar un valor agregado, mediante el molinado de las hojas secas y la entrega en presentación de saquitos de té, sería mucho más rentable. En este sentido, no es necesario tantas hectáreas de terreno y la inversión podría ser absorbida por un grupo de agricultores asociados.
“De 1 ha podés llegar a USD 150.000 de ingreso bruto en un año agrícola. Esto sería envasando en saquitos de té de 2 g. Para ello, hace falta capacitación más fuerte sobre el procesamiento primario del Ka’a he’ê”.
(*) Especialista en cultivo de Ka’a he’ê.