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Lo preocupante y alarmante es que nos estamos quedando sin yerba, porque están derribando yerbales y no porque van a reforestar sino simplemente porque hubo sequía en otros países, que no les permitió una buena cosecha de soja, entonces empiezan a cultivar en países del tercer mundo. Es cierto, esos países van a comprar toda la producción, pero ¿que pasará cuando esta gente se reponga de eso y nosotros nos quedemos sin yerba y con tanta soja sin tener a quién venderle? Sería oportuno que el gobierno se preocupe de investigar si los rumores sobre el derribo de yerbales son ciertos, y tomar las medidas al respecto, motivando y concienciando al productor.
Nosotros estamos invirtiendo en nuestra planta industrial, que tendrá una capacidad de molienda de 4 mil kilos/hora, e imagínense que no tengamos materia prima para hacer trabajar toda esa infraestructura.
Que hacer
Nuestra entrevistada indicó que es urgente y necesario cambiar la mentalidad de las personas que desean industrializar la yerba o cualquier otra materia prima, queriendo hacer un negocio rápido y no uno a largo plazo. Acotó igualmente que se debe motivar e incentivar a los pequeños productores o agricultores a cultivar yerba mate, dándoles la seguridad de que van a tener quien les compre a nivel local.
Se iniciaron con las hierbas
La ejecutiva destacó que la empresa famliar comenzó hace 40 años, con los estudios de las plantas medicinales. Nosotros ingresamos al mercado con nuestros tés de hierbas, y cuando lo hicimos con la yerba mate el mercado era sumamente competitivo, con 120 y más marcas en todo el país, de las cuales 10 ya estaban reconsolidadas. Creo que en un corto tiempo alcanzamos un nivel que esperábamos se demoraría mucho más.
Lo interesante, según nuestra entrevistada, fue lo que ocurrió con la yerba que ellos industrializan, que no es la tradicional sino la compuesta. La yerba compuesta viene adicionado con hierbas salutíferas, le llamamos nosotros, para no darles propiedades terapéuticas, y esta fue la que nos fortaleció como industria y copó el mercado. Si bien su costo es un poco mayor que el de la yerba tradicional, la gente la prefiere porque resulta práctica, pues ya no es necesario agregar hierbas al mate o terere.
Fruto de la experiencia
Ante nuestra consulta de dónde radicaría el secreto del éxito de su industria, que en tan poco tiempo logró consolidarse en el mercado, tal como ella misma comenta, Margarita indicó que les va bien especialmente con la yerba compuesta, porque ya tenían la experiencia de trabajar con las hierbas. Gracias a esa experiencia conocemos bien los secretos de cada una de las hierbas y de cómo funcionan, en cambio la yerba no tiene ningún secreto; se adquieren directamente las hojas con un poco del tallo y se las somete a secadero para luego llevarlas a molienda. Entonces, hacer yerba compuesta es más delicado. Nosotros encontramos las hierbas adecuadas y los porcentajes justos y, por sobre todas las cosas, mantenemos la calidad y el padrón de producción.
Concienciación
Nuestra entrevistada destacó que el productor posiblemente cambia su rubro de ingresos porque va a ganar más, ya sea plantando soja, algodón o mandioca, pero enfatizó que se debe hacer la concienciación masiva, para no permitir que una planta autóctona, que nació espontáneamente en nuestro país se extinga, y solo por intereses ajenos al nuestro. La yerba mate es un cultivo que no amerita una inversión muy grande ni muchos cuidados. Con incentivos y motivación, el pequeño productor puede tomar este cultivo no como rubro alternativo sino como uno que tiene mercado seguro, porque eso es así.