Ilex Paraguaiensis en peligro de extinción

La yerba mate es una planta autóctona de nuestro país, por eso recibe el nombre de Ilex Paraguaiensis, y es la única planta en cuya nomenclatura se menciona el nombre del país del cual es originario. Sus propiedades y usos se conocen desde la época de los indios guaraníes, quienes enseñaron incluso a los jesuitas como utilizarla. El volumen de producción de una de las empresas dedicadas al rubro, en nuestro país, oscila entre los 300 a 320 kilos al mes, y solo para consumo nacional. Actualmente, la preocupación mayor de los industriales yerbateros resulta el derribo de los yerbales, que son reemplazados por cultivos de soja o mandioca.

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La especulación con los costos de parte de los acopiadores, debido a la escasez de materia prima, es el problema principal con el cual tropiezan actualmente los industriales yerbateros de nuestro país, según las expresiones de Margarita Benítez, gerente general de la empresa industrializadora de yerba mate. Según dijo, aunque el cultivo de la yerba mate se difundió bastante en los últimos tiempos, actualmente se están derribando yerbales para reemplazarlos por cultivo de soja y mandioca, que en este momento tiene un mercado de exportación seguro.

“Lo preocupante y alarmante es que nos estamos quedando sin yerba, porque están derribando yerbales y no porque van a reforestar sino simplemente porque hubo sequía en otros países, que no les permitió una buena cosecha de soja, entonces empiezan a cultivar en países del tercer mundo. Es cierto, esos países van a comprar toda la producción, pero ¿que pasará cuando esta gente se reponga de eso y nosotros nos quedemos sin yerba y con tanta soja sin tener a quién venderle? Sería oportuno que el gobierno se preocupe de investigar si los rumores sobre el derribo de yerbales son ciertos, y tomar las medidas al respecto, motivando y concienciando al productor”.

Señaló que a este paso, y si los rumores son ciertos, la situación se irá agravando. “Dentro de dos o tres años ya no va a haber yerba en el país, y lo más seguro es que el paraguayo no va a dejar de consumir yerba, entonces ¿vamos a tener que importar yerba? Eso sería una aberración”, reflexionó. Comentó que están analizando la posibilidad de hacer un proyecto a través de la Fundación Moisés Bertoni, en el marco del programa de Cooperación para el Desarrollo, para ver si pueden reactivar el cultivo de la yerba mate en otras zonas del país y alternativamente, si es posible, hacer nuevas plantaciones.

“Nosotros estamos invirtiendo en nuestra planta industrial, que tendrá una capacidad de molienda de 4 mil kilos/hora, e imagínense que no tengamos materia prima para hacer trabajar toda esa infraestructura”.

Que hacer

Nuestra entrevistada indicó que es urgente y necesario cambiar la mentalidad de las personas que desean industrializar la yerba o cualquier otra materia prima, queriendo hacer un negocio rápido y no uno a largo plazo. Acotó igualmente que se debe motivar e incentivar a los pequeños productores o agricultores a cultivar yerba mate, dándoles la seguridad de que van a tener quien les compre a nivel local.

“El consumo de yerba mate en nuestro país oscila entre los 300 a 320 mil kilos al mes. Además, el agricultor debe saber que la yerba mate, aparte de ser un patrimonio cultural histórico, es una fuente de ingresos importante”. Señaló también que lo importante en este rubro es mantener la calidad del producto. “No es cuestión de hacer un lanzamiento rimbombamte, copar el mercado y después empezar a degradar el producto, porque al final la pérdida será mucho mayor”.


Se iniciaron con las hierbas

La ejecutiva destacó que la empresa famliar comenzó hace 40 años, con los estudios de las plantas medicinales. “Nosotros ingresamos al mercado con nuestros tés de hierbas, y cuando lo hicimos con la yerba mate el mercado era sumamente competitivo, con 120 y más marcas en todo el país, de las cuales 10 ya estaban reconsolidadas. Creo que en un corto tiempo alcanzamos un nivel que esperábamos se demoraría mucho más.”
Lo interesante, según nuestra entrevistada, fue lo que ocurrió con la yerba que ellos industrializan, que no es la tradicional sino la compuesta. “La yerba compuesta viene adicionado con hierbas salutíferas, le llamamos nosotros, para no darles propiedades terapéuticas, y esta fue la que nos fortaleció como industria y copó el mercado. Si bien su costo es un poco mayor que el de la yerba tradicional, la gente la prefiere porque resulta práctica, pues ya no es necesario agregar hierbas al mate o terere”.


Fruto de la experiencia

Ante nuestra consulta de dónde radicaría el secreto del éxito de su industria, que en tan poco tiempo logró consolidarse en el mercado, tal como ella misma comenta, Margarita indicó que les va bien especialmente con la yerba compuesta, porque ya tenían la experiencia de trabajar con las hierbas. “Gracias a esa experiencia conocemos bien los secretos de cada una de las hierbas y de cómo funcionan, en cambio la yerba no tiene ningún secreto; se adquieren directamente las hojas con un poco del tallo y se las somete a secadero para luego llevarlas a molienda. Entonces, hacer yerba compuesta es más delicado. Nosotros encontramos las hierbas adecuadas y los porcentajes justos y, por sobre todas las cosas, mantenemos la calidad y el padrón de producción”.


Concienciación

Nuestra entrevistada destacó que el productor posiblemente cambia su rubro de ingresos porque va a ganar más, ya sea plantando soja, algodón o mandioca, pero enfatizó que se debe hacer la concienciación masiva, para no permitir que una planta autóctona, que nació espontáneamente en nuestro país se extinga, y solo por intereses ajenos al nuestro. “La yerba mate es un cultivo que no amerita una inversión muy grande ni muchos cuidados. Con incentivos y motivación, el pequeño productor puede tomar este cultivo no como rubro alternativo sino como uno que tiene mercado seguro, porque eso es así”.
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