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Qué categoría engordar, a qué raza seguir comprando y a cual no, o cuánto pagar en base a la rentabilidad del animal son algunos datos que considera la ganadería de precisión, además de la definición de los animales que irán a confinamiento, frigorífico o cuáles merecen recibir la suplementación complementaria. Decidir el momento de la venta, no solamente por el peso final, sino por el desempeño, pueden considerarse a través de la colección de datos de cada individuo y el uso de herramientas informáticas.
USO DE TECNOLOGÍA
Para ser eficientes hay que medir, este es el concepto básico. Esto puede llevarse a cabo mediante softwares que permiten contar con una base de datos del hato en cada local ganadero.
En lo referente a tecnología, se utiliza una báscula electrónica y un bastón identificador de caravanas. Entonces, mediante un programa informático, se buscan los padrones de comportamiento para que los ejemplares que dejen de ganar peso puedan ser sacados de la propiedad.
La ganancia de peso es uno de los factores que influyen dentro de los programas bovinos. En muchos casos, al no identificar a los animales que no ganan peso, es posible que el pecuarista gaste dinero en vano para la suplementación.
MANEJO ANIMAL
En el caso de los animales que llegaron recién al establecimiento para engorde, se busca un manejo diferenciado, de tal forma a tratarlo ante problemas sanitarios con la aplicación de antiparasitarios específicos, entre otros. Los animales superterminazos, con un historial, son comercialización rápidamente, sin importar mucho el peso, aunque se negociará con los frigoríficos y buscará la reposición de ese individuo por uno más eficiente.
Los ejemplares que llegan al establecimiento reciben una caravana que posee un chip. Así, el ganadero podrá cargar los datos durante toda su vida productiva. Los vacunos son pesados cada 60 días, aproximadamente, y, con esa información sólida, al cuarto o quinto pesaje, ya se tiene una tendencia firme en cuanto a rendimiento del animal y se determina cual será su destino.
DATOS ÚTILES
Con los datos del bovino es posible saber a qué potrero será destinado. De esta forma, se sale del promedio de rendimiento para entrar en la rentabilidad de cada cabeza. Así, por ejemplo, podrá identificarse a los 55.000 ejemplares más livianos para colocarlos en determinado espacio y alimentarlos conforme a su necesidad.
Esta información también permite analizar a los proveedores para definir por qué campos será más conveniente pagar más, en relación a los rindes del ganado.
Las ventajas de los equipos de precisión es que son fáciles de utilizar y los programas informáticos pueden abrirse, incluso, desde un teléfono móvil para compartir cada dato por correo electrónico a cualquier parte del mundo.
PROTOCOLO DE PESAJE
1. Los animales deben estar encerrados entre 12 y 14 h previas al pesaje, en un corralón con agua y sin acceso a forraje.
2. El pesaje no deberá superar las 4 h.
3. La frecuencia de pesaje es de 60 días, como mínimo. Con esto es posible evitar distorsiones en los datos.
DESEMPEÑO
Medir el desempeño animal de manera individual permite clasificar la hacienda en grupos de animales malos, buenos y excelentes. Además, es posible empaquetar la información y decidir sobre esos grupos. Si se midiera con promedios todos serían iguales, por tanto, dificulta encontrar los problemas. No obstante, si cada cabeza bovina tiene su costo puesto en estancia, su grupo de compra, su sexo, su categoría, su precio de venta, será posible empaquetar la información en bueno, malo o excelente. Es decir, sabremos de quién seguir comprando y de quien no. Igualmente, podrá contarse con datos estadísticos por categoría y sexo que, cuando muden las condiciones del mercado, permitirán simular el desempeño y engordar en base a datos propios de la realidad propia del establecimiento.
(*) Especialista en producción ganadera